BENEFICIOS PROBADOS Si los asimétricos presentan aún incógnitas sobre su rentabilidad en regata Grand Prix, hay otros casos en que se imponen sin dudar. El más claro quizás sea el del crucero-regata de orientación familiar, donde los spis múltiples o asimétricos -bautizados de manera distinta según sus fabricantes- hace ya años que tienen un uso demostrado. Su ventaja más clara, para tripulaciones no profesionales, es la maniobra reducida a la mínima expresión: una driza que lo iza, un cabo o estrobo amarrado al herraje de amura del estay de proa y una escota es todo lo que hace falta para manejarlo.
La operación se puede facilitar aún más utilizando un calcetín de spi, tubo de tela que almacena la vela y ayuda a izarla sin que el viento la hinche. Cualquier tripulación reducida se atreve con ella en una regata local corrida en CHS, donde su relación ráting-rendimiento es favorable. Pero también se ven durante el verano muchos spis asimétricos usados en navegación placentera, donde a veces, si hay poco viento, el asimétrico hace la diferencia entre navegar a motor o a vela. Eso sí: sólo les funcionará mientras mantengan el viento aparente a proa de los 120 grados. Luego vienen las regatas de altura, donde los rumbos abiertos son frecuentes: si se plantea un tramo de, pongamos, 20 millas con viento a unos 120 grados del rumbo, que en aparente se convierta en 100 grados, un barco equipado de spi asimétrico puede sacar varios minutos de ventaja a otro que navegue con un spi tradicional. La diferencia sería aún mayor en un rumbo más cerrado, especialmente si se llega a esos ángulos en que un spi simétrico hace escorar y abatir: el asimétrico es allí muchísimo más eficaz, y se aguanta donde el spi convencional debe ser arriado.
Finalmente están los monotipos de última generación, diseñados para navegar con spi asimétrico montado sobre botalón. Con sus aceleraciones espectaculares, su juego táctico de trasluchadas donde se puede ganar y perder, y su facilidad de maniobra, están arrasando en el mercado de nuevos veleros y parecen haberse convertido en adicción: son numerosos los patrones de renombre que, tras probar la emoción que dan sus metros cuadrados de trapo, se niegan luego a conformarse con esos pequeños "globos" atangonados que permite la regla IMS. 11 |