Cortes
y desgarros.
Por:
Dr. Vito Cornamusa
Continuando
con estas charlas acerca de la prevenci�n y tratamiento de los accidentes
a bordo, hoy trataremos acerca de los cortes y desgarros.
De producirse un corte, y este no fuera provocado por un piquete, o a�n
si as� lo fuera, deber� procederse a lavar bien la herida con agua y jab�n.
Se han probado otras combinaciones como caf� y leche; ron, hielo, agua
y menta o queso y dulce, pero parece ser indudablemente mas efectiva la
primera de ellas.
Si por consecuencia de dicho corte se produjera un sangrado continuo,
este debe ser comprimido en forma local e inmediata. Si le impresiona
la sangre intente guiarse por el chorro de sangre surgente con los ojos
cerrados a fin de evitar el inevitable desmayo subsiguiente que complicar�a
a�n m�s la sanguinolienta situaci�n si al caer usted, golpe�ndose contra
obenques, cornamusas, navajas marineras de canto, o simplemente sobre
el borde del muelle, se abre un nuevo corte el cual a su vez deber� ser
tratado de la forma que estoy intentando explicar..... antes que usted
abriera los ojos, se impresionara, se cayera y hubiera que tratar dos
cortes en vez de uno.
Si pese a la compresi�n local la sangre siguiera saliendo, descartando
la opci�n de usarla como cebo para tiburones (en nuestro R�o de la Plata
est� especie no existe), debe recurrirse a combinar la compresi�n con
un lazo hemost�tico.
El lazo hemost�tico se arma tomando los dos chicotes de un cabo corto
doblado al medio, pasar dicho cabo alrededor del miembro lesionado y sangrante
(solo valido para piernas y brazos), y luego pasar los chicotes por dentro
del seno formado por el mismo cabo tirando en sentido inverso al cual
venia el cabo, comprimiendo el miembro de esta manera. Este lazo hemost�tico
debe ser colocado m�s cercano al coraz�n con respecto a la herida.
Se ha intentado emplearlo en heridas faciales, realiz�ndolo alrededor
del cuello con resultados contraproducentes.
No hay legislaci�n que lo avale si se lo coloca a su suegra alrededor
del cuello por un sangrado nasal (aunque el juez conozca a su suegra).
Puede ser muy dificultosa la maniobra si por persistir su asco a la sangre,
la quiere realizar con los ojos cerrados, por lo cual sugiero comience
a gritar pidiendo ayuda a fin de evitar mayores tragedias.
Una vez conseguido un tripulante o visitante ocasional a vuestra embarcaci�n
que tolere el cuadro, expl�quele lo previamente comentado.
De no detenerse la hemorragia a�n con la combinaci�n de ambos procedimientos
(lazo hemost�tico y compresi�n local), descarte de plano el empleo de
curitas, o la cauterizaci�n al estilo pel�cula del oeste. Realice un torniquete
por encima o en la zona que se encontraba el lazo hemost�tico, de ser
posible anote la hora de realizaci�n del mismo y lleve al lesionado junto
con el torniquete a un hospital o sala de emergencias a la brevedad.
Lo precedente es aplicable cuando se produce un desgarro con perdida de
tejido, teniendo gran importancia la limpieza adecuada de la zona lesionada.
Ante la frecuencia de accidentes a bordo, con o sin sangrado espectacular,
nunca esta de m�s repetir la importancia de la vacunaci�n antitet�nica.
(algunos nautas recomiendan adem�s la antiTITANICa).
La vacuna antirr�bica no es necesario a menos que se vaya a correr una
regata y la cuesti�n sea verdaderamente a cara de perro.
Teniendo en cuenta las recomendaciones previas, nunca debe faltar a bordo:
Gasas, cinta adhesiva, desinfectante y ron.
Es recomendable y deseable aunque no imprescindible la presencia de un
tripulante que no se impresione con la sangre (intentando que no sea el
lesionado, en cuyo caso debi�ramos contar con dos tripulantes con estas
caracter�sticas), y una mujer bonita, que en la presente circunstancia
no revierte mayor importancia, pero seguramente imaginaran al menos unas
setecientas veinticinco situaciones en las que si.
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