Historia de la Copa América |
1871 Columbia y Sappho vencen al Livonia
Por
Marcelo C. Ossó Modelos a escala de Marcelo Ossó
Luego del primer desafío en 1870 los ánimos a ambos lados del Atlántico no habían quedado muy tranquilos. Ashbury ni bien llegó a Inglaterra presentó un segundo reto que por la forma en que se desarrollaron las regatas de 1871 ayudaron muy poco a mejorar las deterioradas relaciones náuticas anglo-americanas LOS PRELIMINARES
Ni bien llegado Ashbury a Inglaterra dedico su tiempo a dos cosas, construir un nuevo barco para competir por la copa, para lo cual le encargó a Michael Ratsey el “Livonia” con la consigna de emplear la mejor teca y roble que se pudiera encontrar “sin escatimar en gastos para lograrlo” (esta frase se repetirá en varios desafíos posteriores y es un poco la esencia de la fiebre por la copa). Lo primero que se planteó desde Inglaterra fue que las regatas se corrieran solo entre dos barcos, un desafiante un defensor. A esto Ashbury le agrego la exigencia de que él aparecería como representante de doce clubes náuticos distintos, que participaría en doce regatas en doce días distintos y que si llegaba a ganar alguna de las doce regatas, al club que representaría ese día se le otorgaría la copa. Al recibir estas exigencias los que montaron en cólera fueron los miembros del NYYC, sin duda la estrategia de Ashbury era la usual en algunas negociaciones: camuflar las exigencias reales (que se corrieran las regatas solo entre dos barcos) en medio de excentricidades (lo de los 12 clubes) para ceder en estas últimas y mantenerse firme en lo importante. Para resolver la disputa se recurrió al último firmante de la escritura de donación que estaba vivo, George L. Schuyler. Este estudio la escritura y se centró en una palabra importante que allí figuraba –“Match”- diciendo que “esta por lo general se considera como una competición entre dos yates, todo lo demás se puede considerar una regata”.
Con este análisis el NYYC dio el primer paso para suavizar las reglas y aceptó que las regatas se corrieran solo entre dos barcos. Pero al mismo tiempo, los miembros del club no pudieron resistir la tentación de incluir una cláusula que les garantizara tener una importante ventaja. El único defensor se elegiría la mañana de la regata de entre cuatro nominados. Esa regla era tan ventajosa para los americanos como tener defensores múltiples; un día de regata con vientos suaves podrían elegir un barco apto para calmas, un día de vientos duros elegirían un barco más resistente, mientras que el retador seria siempre el mismo y desde ya un barco que fuera lo suficientemente fuerte como para cruzar el Atlántico. Ashbury respondió que esto era injusto y siguió negociando para obtener más concesiones: siete de doce regatas en lugar de una competición a muerte súbita, y un recorrido fuera del puerto de Nueva York donde su barco podría encontrar condiciones mas ventajosas.
Las cartas iban y venían y el Livonia, una goleta de 127 pies de eslora total y 280 toneladas de desplazamiento estaba en plena etapa constructiva. Para el verano de 1871 el barco estuvo listo pero no así las negociaciones con el NYYC por lo que Ashbury se arriesgó y lo llevo a EE.UU. donde arribó el 1 de octubre. Las conversaciones seguían y las partes se mantenían inflexibles en algunos puntos por lo Ashbury dijo “Esto se está enfriando, acabemos de una vez” y se conformó con cuatro de siete regatas, alternando entre el recorrido interior y otro que llevaría a los veleros a 20 millas mar abierto desde el Faro Sandy Hook y vuelta. Al NYYC se le permitió colocar un defensor distinto en cada regata, y no tenia que anunciar su elección hasta la mañana de la competición.
LA REGATA Luego de tantas idas y venidas se fijo la primer regata para el 16 de octubre, ese día soplaba poco viento y la estrategia de la elección múltiple de NYYC dio sus frutos. Para esta primer regata el club americano había seleccionado cuatro yates dos goletas que se desempeñarían bien si había vientos fuertes: Dauntles y Sappho y dos goletas de orza de deriva ideales para vientos suaves: Palmer y Columbia.Con esas condiciones climáticas se eligió el Columbia y como era de esperar ganó con facilidad por el recorrido interior no dándole ninguna oportunidad al Livonia que no se desempeñaba bien con brisas ligeras. La siguiente regata se fijo para el 18 de octubre pero en esta oportunidad la estrategia de selección del NYYC les explotó en la cara.
El capitán del Libonia, J. R. Woods, había izado gran cantidad de velas por venir navegando con vientos francos y al decidir pasar la marca por estribor tuvo que hacer una virada por popa lo que implicó una maniobra muy arriesgada dada la cantidad de trapo que llevaba. Ashbury presento una protesta de inmediato exigiendo como mínimo que la segunda regata se repitiera. Pero el NYYC le dijo “las reglas para el recorrido exterior dejan opcional la forma de rodear el barco señalizador”. Sus reglas no obligaban a virar la marca como lo había hecho el Livonia y el asunto se terminaba ahí. Como era de separar frente a esa respuesta Ashbury estaba indignado y el ambiente, ya un tanto tirante, se enrareció aún más. Para la tercer regata los americanos, previendo otro día de viento, eligieron al Dauntles (el que había corrido la regata por el Atlántico con el viejo Cambria) pero al ser remolcado perdió parte del bauprés por lo que tuvieron que convocar nuevamente al Columbia dado que el Sappho y el Palmer tampoco estaban en condiciones. Esta victoria no fue precisamente de las más populares y el animo entre lo aficionados americanos seguía decayendo prueba de ellos es que a la cuarta regata asistió una sola embarcación de espectadores. En esta oportunidad los americanos eligieron el Sappho, entonces el mayor yate jamás construido en América, y al mando del capitán J. R. Woods venció sin dificultades al Livonia en una agitada y ventosa competición.
Par la quinta regata también eligieron al Sappho y este volvió a ganarle al Livonia con facilidad por lo que los americanos consideraron que al haber ganado cuatro regatas de cinco ya habían defendido con éxito el trofeo. A la mañana siguiente el Livonia se presentó y también estaba el Dauntles, su capitán informó que gustoso participaría en una regata informal. Pero añadió, que en opinión del club “la serie se había terminado”. Corrieron y el Livonia perdió pero Ashbury se la anotó como una victoria argumentando que el Dauntles no había sido designado oficialmente por el comité como barco defensor y por tanto la regata la había ganado por abandono. Al día siguiente también se presento pero era tan fuerte el viento que nadie fue capaz de poner una embarcación como baliza por lo que nuevamente la reclamo como victoria propia por abandono. Según sus cálculos ya había ganado cuatro regatas: una por protesta, una en el agua y dos por abandono. Presento una pedido formal para que el NYYC le entregara la copa. Este, como era de esperar, se negó por lo que Ashbury regresó a Inglaterra quejándose a la prensa de la “actuación poco deportiva de los americanos” Los aficionado británicos se hicieron eco de los dichos de Ashbury y el ambiente se caldeó aún más.
Las acusaciones mutuas fueron subiendo de tenor y finalmente el NYYC presentó una protesta diciendo “ hay ciertos actos que un caballero no puede realizar” y para cerrar el asunto devolvieron tres copas de Ashbury les había donado como premios de regata. Así terminó un de los momentos mas oscuros de la historia de la Copa América. No obstante esto se pudo rescatar como positivo que las reglas de NYYC se flexibilizaron y se decidió que para futuros desafíos se elegiría un solo defensor. Pero el rencor y resentimiento que habían surgido de las regatas con Ashbury motivaron que recién cinco años después se recibiera un desafío y que este proviniera de un lugar inesperado.
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