DOMINAR LAS UNIDADES

Antes de abordar cualquier tema conviene estar seguros de que todos vamos a emplear el mismo lenguaje, el mismo vocabulario. A tal efecto lo primero que hay que hacer es ponerse de acuerdo en la definición de las diferentes unidades de medida que vamos a emplear.

La unidad básica para medir potencias en los países latinos es el caballo de vapor (CV). Un caballo de vapor equivale al esfuerzo necesario para levantar 75 kilos de peso a un metro de altura en un segundo de tiempo.


 

En algunos países anglosajones no se utiliza el sistema métrico decimal, sino las libras, los pies, etc. De modo que su caballo de fuerza -horse power- o Hp no es exactamente igual a un caballo de vapor o CV, por mucho que se confundan estos términos a nivel coloquial, utilizándolos indiscriminadamente.

Para aclarar la potencia a que se hace referencia en un folleto o catálogo, suele acompañarse la indicación en CV o Hp con otra en kW, es decir kilowatios, unidad admitida a nivel mundial.

Las equivalencias entre estas tres unidades son las siguientes:

un CV es igual a 0,9864 HP o 0,736 kW;

un HP es igual a 1,0137 CV o 0,746 kW;

un kW es igual a 1,3580 CV o 1,340 HP.

Las empresas constructoras de motores prefieren expresar la potencia de sus productos en QV o Hp en lugar de kW, porque el guarismo resultante es mayor. Resulta más atractivo para el cliente poseer un “100 CV” que un "73 kW".

A este problema hay que añadir otros dos. En primer lugar, no hay que confundir el nombre de un modelo de motor con su potencia real. Un modelo 100 puede no tener 100 CV, sino 98,3 o 97,9 o 100,2 CV; el nombre sólo es una cuestión comercial. En segundo lugar, hay que conocer dónde se ha medido la potencia expresada, a qué régimen y en qué condiciones. Lo habitual en los motores interiores es medir la potencia en la salida del eje del cigüeñal, pero en los motores fueraborda se mide en el eje de la hélice. El procedimiento de medida debe constar en la hoja de características o catálogo, donde deberá leerse la norma empleada para ello, como ICOMIA, DIN, etc. Además, el consumo puede variar en función de las condiciones ambientales de medición, tales como la altura sobre el nivel del mar, la temperatura ambiente o el grado de humedad.