NAVEGACION CON MAL TIEMPO |
Por: Marcelo C. Ossó mco@cibernautica.com
CONSIDERACIONES GENERALES:
S� recomendamos enf�ticamente "la preparaci�n", nuestra y de nuestro barco.
Es conveniente tener claro qu� estrategia seguiremos si nos sorprende un temporal en puntos intermedios de nuestro viaje; por ejemplo: ...si programo una navegaci�n a Colonia saber que har�amos si nos sorprende un Pampero llegando a puerto; o en la mitad del R�o de la Plata;, o antes de cruzar el canal Emilio Mitre, o por ejemplo si nos sorprende una Sudestada frente a Riachuelo.
Haremos esta maniobra con las velas apropiadas que son el "torment�n" y la "mayor de capa" o con la mayor con 2 o 3 manos de rizos y un foque seg�n la intensidad del viento. � C�mo se realiza la maniobra ?
Al quedar el torment�n acuartelado, har� que el barco tenga tendencia a derivar, lo cual es contrarrestando por la posici�n del tim�n. La mayor por su parte le dar� la arrancada suficiente para poder cortar las olas con la proa. Sea como sea el aparejo de capear, el tim�n como dijimos se amarrar� a sotavento; luego buscaremos con las escotas, el equilibrio del barco. De no hacerlo as�, una ola podr�a, con su inercia, hacer virar el barco y colocarlo de trav�s o en popa redonda , con lo cual el barco se deslizar�a por la cresta de la ola con excesiva velocidad.
Es importante que el barco este m�s o menos parado: ni demasiada arrancada hacia adelante, ni demasiado abatimiento. Si la vela es suficiente, el barco tomara una ligera escora, que tiene diversas ventajas: aumentar el franco-bordo de barlovento, estabiliza el movimiento de balance y hace que el agua embarcada se deslice fuera de la cubierta con rapidez.
El barco debe cortar las olas con la proa, para no recibir demasiada energ�a de ellas. El impacto de una ola por el trav�s puede ser un problema grave: el barco se ver�a empujado por barlovento, por el inmenso paquete de agua, mientras que la resistencia a la deriva y el agua de sotavento le impedir�an seguir el movimiento. As� el casco se encontrar�a entre dos masas de agua en movimientos opuestos, recibiendo los flancos del barco (que son los menos preparados estructuralmente hablado) todo el impacto de la ola.
Capear a palo seco: (a la bretona)
Se dice que se cap�a de esta forma cuando todas las velas han sido arriadas y se deja que el barco adopte su propia posici�n de equilibrio sobre las olas. El casco ceder� siempre, m�s que ofrecer resistencia a las acometidas del mar y aveces la proa y la popa ir�n cayendo hasta que el barco adopte su posici�n natural de deriva entre las olas. La Seguridad del barco dependen de ceder ante las olas y de NO RESISTIRLAS. A medida de que el yate es arrastrado hacia sotavento, va dejando por barlovento lo que se llama remanso que tiende a quitar peligrosidad a las olas rompientes. Dejando el tim�n a la v�a si una ola lleva la proa hacia sotavento, el barco avanzar� a palo seco de modo que aveces tendr� una deriva apreciable.
El problema que presenta capear a la Bretona es que al no portar un m�nimo de velas, el barco no tendr� arrancada suficiente para permitirnos tomar las olas como corresponde. El peligro radica en quedar atravesado al tren de olas, ya que estas puede hacer que el barco sea acostado sobre sus baos o en mar abierto y grandes olas dar la vuelta campana.
Correr el temporal fue durante mucho tiempo la panacea para los barcos que se encontraban en dificultades. Esta t�ctica consiste en navegar con el temporal por la popa, es decir hacia donde este va. En este caso colocaremos el centro v�lico lo m�s a proa posible, ya que al estar el punto de empuje situado de esa forma el barco tendr� mucha estabilidad de rumbo.
Al decidir emplear esta t�ctica tendremos en cuenta dos factores:
Lo m�s importante, al correr el mal tiempo, es llevar la velocidad correcta: si el barco va demasiado r�pido, puede pinchar la ola siguiente e irse por ojo; si va demasiado lento, la velocidad relativa de las olas ser� mayor, y el barco tendr� grandes dificultades de gobierno cada vez que sea alcanzado por una de ellas.
Hay dos formas de CORRER : a) correr "libre" b) correr con "estachas" o "esp�as".
consiste en correr un temporal con velocidad, es decir NO frenando al yate. Cuando VITO DUMAS naveg� alrededor del mundo por los "rugientes cuarenta" no utiliz� anclas flotantes o "estachas"; corri� simplemente delante de los temporales a 15 o m�s nudos tomando las olas ligeramente por la aleta en un �ngulo de 15� o 20� , haciendo notar que cuando las olas arbolaban mucho, el LEGH II quedaba desventado en los senos, donde mostraba tendencia a orzar y en una ocasi�n fue acostado sobre las cabezas de los baos. Esto demuestra que la velocidad nos da maniobra para controlar al yate y de esa forma poder ubicarlo de manera correcta para calzar la popa a la pr�xima ola que nos alcance. Si perdemos velocidad perdemos capacidad de maniobra y corremos el riesgo de quedar atravesados a las olas y zozobrar 360� (dar la vuelta campana.!!!)
Vito Dumas nos dice al respecto: . Estoy convencido de que la defensa de un barco en el mar, la posibilidad de un relativo confort, se lograra siempre con un trapo establecido. Le permite libertad de acci�n, lo eleva sobre las olas, y si se pretende correr una tempestad de m�s de cien kil�metros por hora, contra la opini�n de que la ola alcanzante pueda producir estragos al romper sobre cubierta, dir�: una de mis diversiones favoritas era correr, precisamente, en plena borrasca arriba de un colch�n de rompientes. La velocidad superaba en esos momentos las quince millas horarias, para volver a calzar la popa en otra ola y repetir ese deporte de lo m�s emocionante. Es razonable que ante una ola que se presenta rugiendo por popa y que parece imposible que el barco pueda elevarse sobre ella, se sienta una especie de terror; pero una vez comprobado que el p�nico esta fuera de lugar, uno se habit�a tambi�n. Muchos en an�logas circunstancias, habr�an capeado. Les puedo asegurar que no he dejado de realizar la experiencia, descart�ndola de inmediato al sentir como en carne propia el enorme quejido del barco al ser sepultado por las olas embravecidas"
Puesto que existe una variedad tan grande de embarcaciones a motor parece dif�cil establecer reglas. El tama�o de la embarcaci�n contribuye m�s a las condiciones marineras que cuando se trata de un yate a vela. La mayor�a de los barcos de motor bien dise�ados son capaces de hacer largas traves�as y de aguantar su raci�n de castigo con mal tiempo, pero la debilidad de algunos radica en sus grandes parabrisas, las casetas de gobierno, formas estilizadas y alta obra muerta.
En cuanto a las t�cticas pueden utilizar cualquiera de las mencionadas, pero parece la m�s apropiada capear con el mar de amura, es decir gobernando a las olas para recibirlas ligeramente abiertas, (manteniendo la velocidad m�nima para conservar el gobierno) que es el equivalente a "capear a la vela" y parece ser la mejor t�ctica para cualquier clase de yate a motor. Muchos de los yates a motor son tan veloces que pueden adoptar la mejor de todas las t�cticas de temporal, que es "no dejarnos sorprender por ninguno..." . Su gran velocidad puede ser un factor de seguridad, ya que en el R�o de la Plata por ejemplo si sobreviene un s�bito cambio de tiempo el abrigo nunca les queda arriba de una o dos horas de navegaci�n.
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