Viaje a Barra de San Juan.

Viernes 22 de Febrero del 2002, seis de la mañana, suena el despertador, revolución en casa, uno a preparar el desayuno, otro a cargar el auto con todos los víveres, Entrar a Internet para ver el pronóstico del tiempo, todo bien, sigue marcando sol y vientos leves para todo el fin de semana, no lo podemos creer.

Salimos de casa y llegamos a la amarra del velero, yo las dejo a Laura y Estela en el barco para que carguen todo y me voy a hacer el trámite de prefectura, veo el río, esta perfecto, no hay ni una ola, hay viento a favor quiero salir yaaaaa! Bueno, total el tramite no me puede llevar más de media hora, llego, veo una cola de 10 personas, pregunto y me dicen que ahora hay un tramite nuevo, tengo que ir a Migraciones, me dicen que tengo que hacer ese trámite primero, pregunto donde y me dicen en el puerto, (el puerto es grande) pregunto nuevamente y me señalan con una mano hacia donde, estamos en medio de un edificio sin ventanas, no tengo ni idea de para donde me señaló pero trato de imaginar el ángulo de la mano para ver cuando salga del edificio, no hay caso, veo que me señaló el medio del río, bueno, entro al puerto pregunto y me dicen mas o menos por donde queda, después de dar unas 15 o 20 vueltas descubro un cartelito que dice migraciones, pero no hay lugar para estacionar, lo dejo en una acera de un destacamento portuario, después de pedir permiso.

Entro a un lugar enorme lleno de inmigrantes, y colas de cuadras, peruanos bolivianos uruguayos y no se que mas había, mi ánimo caía directamente proporcional a la gente de la cola, pregunto en informes y me dicen ahhh no ese tramite no se hace acá, creo que por aquí cerca esta la oficina donde se hace,  salgo corriendo, pregunto, me señalan otro lugar, hoy todo el mundo perdió la brújula, levantan el brazo y señalan un punto inexistente, bueno entro mas o menos por donde apuntó  y veo una oficina con un solo hombre hablando por teléfono, me quedo esperando educadito, y el hombre sigue hablando, hago la típica seña del índice con la palma de la mano arriba, y no se da por aludido, empiezo a caminar tipo león enjaulado, empiezo a ver carteles de prohibido pasar y paso no veo a nadie, ahora pruebo con otro, y ahí siiii veo a un ser humano por fin sin telefono en la mano, le pregunto y me dice que si, que ya me atiende y me cobra, cobraaaaaaaar??? Pregunto y me dicen si señor no le dijeron en prefectura que se paga la ida y la vuelta?? No señor jamás en mi vida me cobraron el trámite le pregunto cuanto es y me dice que son 16 de ida y 16 de vuelta, me fijo en la billetera le pregunto aceptan lecops dolares o patacones? Tenía un popurrí de monedas vigentes en la Argentina y ni un p... peso, bueno no aceptaban nada que no sea pesos, yo veía pasar la hora y que no podía salir, me dio bronca llamé a Estela por el celular y le dije que no íbamos al uruguay, que cambiábamos el rumbo, estaba por mandarlos a cierta parte de cierto familiar cercano cuando me acuerdo que había guardado 20 pesos en el auto, otra vez salgo corriendo, 3 o 4 cuadras llego y veo el billete salvador jajajaj bueno al fin algo bueno, me sellan el papel, vuelvo a prefectura, termino el trámite, miro la hora y son las 11 de la mañana, toda la mañana perdida en trámites nervios y corridas, bueno, llego al barco, anoto en la guardia el recorrido que pienso hacer y me pongo a colgar la bandera Uruguaya en la banda de estribor, Estela la había arriado cuando la llamé, a esa altura pensé que todo me saldría mal, esa sensación de levantarse con el pié izquierdo y de estar orinado por los paquidermos.

Bueno miro al motor con todo mi amor y cariño, siempre le hablo antes, (vas a arrancar hijo de una gran .....) así cariñosamente como para que me haga caso, y al primer tirón arranco, me quedo mirando, a veces me carga, arranca unos segundos hace unos tosidos como que está tísico y alli se queda mirandome con cara de:   a que  no me arrancas???? Dale transpirá un poquitoooo!! Pero no, hoy me hizo caso al primer insulto y se queda prendido y sonando a rolex, bueno, soltamos amarras y salimos, no lo podía creer había agua suficiente en el puerto, no nos varamos en ningún lugar, salimos al Rio de la Plata que justo ese día era realmente de plata 16 pesos! Bueno, miro el viento con desconfianza y veo que es justo justo el que necesito, pienso que estoy en un sueño, levanto las velas, no se traba nada, suben perfectas, se ven radiantes con el sol y hasta los pedacitos rotos de la funda del otro viaje parecen una obrita de arte.

No había ola, había viento, había sol, que mas pedir? Estela salió con el mate en la mano y comenzamos la ronda, mientras el timón automático hacia su labor sin protestas.

Una navegación perfecta, sin novedades, no lo podía creer, el Navegador Satelital marcaba sin error los puntos, veíamos todos los barcos hundidos y boyas justo en el lugar que el navegador nos indicaba, vemos la costa Uruguaya acercarse, la gran torre de 75 metros de Barra se veía cada vez mas clara y cerca, cruzamos el canal uruguayo sin que ningún barco se acercara, veo la boya de recalada, y con gran sorpresa veo que toda la entrada al río San Juan estaba con nuevo boyado, antes eran unos bidones flotando sin ningún sentido y ahora estaban todos los pares de boyas ordenaditas y tenía profundidad para entrar!  Yo esperaba despertarme en cualquier momento del sueño, me pellizcaba pero no, era real!

Entramos al Río con una torre impresionante a uno de sus márgenes, con playas de arena fina y blanca en las orillas, con árboles de todo tipo en las orillas, la dirijo a estela en la maniobra de fondeo, (tirar las anclas)

Y salió asi de una, al primer intento, me puse a inflar el botecito para desembarcar, comenzó a tomar forma hasta que quedó perfectamente inflado y con los remos puestos, me pongo la malla  con Laura y al aguaaaaa de cabeza desde el barco nos pusimos a nadar alrededor del velero, subíamos y bajábamos del bote, Estela nos acercaba un mate de tanto en tanto, hasta que llegó el atardecer, nos sentamos en el velero a ver el sol caer sobre el río justo detrás de la torre, un espectáculo maravilloso.

Laura me pide desembarcar  y subimos al bote, remé hasta la orilla y ya estaba anocheciendo, fuimos caminando por un camino arbolado hasta un mirador que está a unos 15 metros de altura desde donde hay una vista muy hermosa y se le ocurre bajar el barranco por una especie de acantilado de tierra, bueno tomándonos de las raíces bajamos hasta el río y subimos por otro camino, ya se hacía de noche y Laura me reta a llegar caminando hasta la torre, eso esta mas o menos a un kilómetro, le digo que si, sin linterna ni nada nos internamos en el bosque para acortar camino y llegar más rápido, entre robles Araucarias alcornoques y árboles de todo tipo y no es que conozca muchos pero abajo había cartelitos que indicaban que tipo de árbol era y la procedencia ya que ese es un campo perteneciente al presidente del Uruguay que solo se puede acceder por agua y esta vedado llegar por tierra así que los únicos que lo disfrutamos además del presidente somos los veleristas argentinos.

En un recodo, vemos un prado perfectamente cortado y 30 ciervos pastando, Laura no lo podía creer, nunca había visto una cosa así y se quedó maravillada mirándolos, justo al costado había un arroyito y a unos metros el río San Juan.

Llegamos hasta la torre ya de noche, caminamos alrededor de la torre, y nos pusimos a hablar con el único habitante permanente del lugar que es el prefecto Rodriguez, una persona muy querida por los argentinos, al cual todos le llevamos vinos y comidas ya que vive aislado del mundo, le cuento que por fin voy a conocer un lugar en Barra que se llama el escondido, que después de 7 viajes el octavo era el vencido y me dice que no, que no podíamos desembarcar allí porque había cazadores furtivos y la policía los estaba buscando.

Le recordé que la ultima vez no pude desembarcar por la aftosa y que era él el que me había cargado con que no conocía el escondido en el ultimo viaje mirándome como si yo fuese un marciano por haber estado tantas veces y no haber desembarcado allí, bueno me dice que me acerque con el bote inflable, que si veo un policía de diga que voy con el permiso de el y que si veo un civil, salga corriendo, Laura me preguntaba que era un cazador furtivo, ella entendía fugitivo y se pensaba que eran super peligrosos, me dijo yo no voy ni loca!

Volvimos por el camino arbolado solo con la iluminación de la luna entre las hojas de los árboles, laura pensaba que no encontraríamos el velero y yo le dije que siempre al desembarcar hay que tomar un par de puntos de referencia, así que teniamos que buscar un árbol que se llamaba mataojos y a 10 metros estaba el velero, menos mal que fumo y que tenia un encendedor, en cada cartel mirábamos hasta que encontramos el famoso mataojos y allí nomás el velero.

Subimos al botecito y remamos hasta el velero, para disfrutar de una rica pizza  cocinada en el horno del barco, unos vasos de gaseosa fresca y Laura se puso a mirar televisión con un pequeño televisor de 5 pulgadas y con una antena improvisada por mí para que pueda ver canales de Buenos Aires.

Después de la cena nos quedamos mirando la luna y las estrellas, parecían tan cercanas que uno las podía tocar, mirábamos la luna con los binoculares, viendo algunos cráteres y descubriendo estrellas conocidas y planetas.

Armamos las camitas como para acostarnos y una vez ubicados cada uno en la suya comenzamos a sentir un ruido como algo que rozaba, todos nos preguntamos que podía ser eso, salí afuera y no había ningún ruido del velero, venía de abajo, iba de proa a popa frotando, era un pez! Se puso a jugar con el casco del barco y se ve que comía algunas algas pegadas al fondo, pero el desgraciado no nos dejaba dormir,  Laura quería armar la caña para pescarlo, pero bueno el sueño nos dominó y yo bautice al pez como PEZ FRATACHO  (El fratacho es un instrumento que usan los albañiles para alisar el cemento, que se frota contra el cemento para alisarlo)

Y ese era el ruido que sentíamos, bueno, dormimos esa noche olvidandonos del pez y me desperté a las 6 y media de la mañana, Laura se levantó conmigo y cuando vio la hora dijo algunas barbaridades y se volvió a acostar hasta las ocho de la mañana, a esa hora nos levantamos todos, preparamos unas medias lunas horneaditas con dulce para el desayuno, y un buen café con leche bien humeante, sentaditos a la pequeña mesita del velero.

Mi único día de vacaciones había sido perfecto! No podía pedir otra cosa, solo faltaban los querubines bajando del cielo y tocando música celestial, bueno, nos preparamos para desembarcar todos y subimos al botecito, una vez en tierra con todas las cosas Estela y Laura recorrieron el camino al mirador, y laura la hizo bajar y trepar por el mismo camino que la noche anterior, yo me fui a investigar por otros caminos y vi unos panales de abejas repletos de miel en unos huecos de un árbol, me acerque bastante y por suerte ni una picadura. Junté algunas semillas de roble (bellotas) y nos encontramos en medio del bosque con un silbido que hago con un pasto entre los dedos y soplando entre ellos, así nos comunicamos con laura cuando nos separamos y ella sigue el sonido hasta que me encuentra.

Nos fuimos hasta la playa, armamos las reposeras, y nos quedamos a disfrutar de un día de sol hermoso, estabamos refugiados del viento pero se veía que soplaba muy fuerte, y se veía subir al río demasiado.

A las cuatro de la tarde con Laura subimos a la torre de 75 metros y 105 escalones, para ver una vista maravillosa, se veía Buenos Aires, todos los edificios, se veía colonia (Donde vive Pher) y estuvimos casi una hora arriba, preguntando todo, y viendo un pequeño museo dentro de la torre.

Yo llevé los documentos para que firme el prefecto, cosa de salir para Argentina a la mañana siguiente, y al entrar a la casa del prefecto me dice que no, que el puerto está cerrado por el viento, y que no sabe hasta cuando. Yo me puse contento, me quedo aquiiiii tengo la excusa perfecta, pero laura empezó a decir nooo yo me vuelvo nadandoooo, no había unanimidad de opiniones, bueno, dejamos el trámite para el otro día y nos volvimos al velero, cuando tomamos el camino arbolado vimos que estaba completamente inundado, había subido 1 metro y medio y teníamos el agua por la cintura, caminamos así por unos 600 metros hasta llegar al velero y vimos que el bote estaba sobre el camino,  tuvimos que treparnos al bote y salir remando desde el camino esquivando árboles para llegar al velero, y una vez arriba de este y sorprendiéndome Laura dice ya que no podemos volver a desembarcar acá vamos al escondido, bueno música para mis oídos la petisa se animó, vamos a ver si nos agarra la policía o los cazadores furtivos.

Levamos anclas y navegamos por el río un kilómetro hasta ver los restos del escondido, alguien se nos había adelantado y ya había un velero argentino allí, así que sin peligro desembarcamos con el bote, y a pesar de la inundación llegamos a tierra, el escondido es una vieja parrilla abandonada, que todavía tiene la estructura de la parrilla y hay un par de construcciones de barro y paja, con techos de paja como en los quinchos, pero bueno, yo me sentía pleno, misión cumplida, ahora solo falta que abran el puerto y regresar mañana para que laura no se ponga mal, cuando volvimos al barco le expliqué a Laura, algo de meteorología sobre las presiones y los centros ciclónicos y anticiclónicos, no entendió nada pero le quedó claro que al haber subido el barómetro mas de 15 milibares, al otro día sería un buen dia, (juro que esto es pura teoría),  pero bueno, me creyó y se quedó tranquila.

Cenamos un arroz primavera  muy rico y calentito, comimos chocolate a granel, la bebida todavía estaba fría todo seguía perfecto, nos habíamos dado una ducha con una bomba sumergible conectada a la batería y estabamos limpitos y bien comidos, nos acostamos pensando en maldecir al pez fratacho pero se ve que se quedó donde estabamos antes ya que no nos molestó en toda la noche.

A la mañana siguiente, me levanto a las 7 de la mañana y veo que no había mucho viento, que el sol alumbraba sin nubes y que una bruma surgía del agua del río dándole un toque fantasmagórico y mágico, los árboles del lugar tienen todas las tonalidades de verde imaginables y mas todavía, volvimos a desayunar medias lunas calentitas con mermelada y café, calentamos el agua para el mate, yo me puse a pescar como despedida, solo tiré la caña al agua y picó un pez de aproximadamente un kilo, justo justo la medida de la sartén, bueno en realidad me miró con una carita de perdoname la vida, y lo volví a tirar al agua, desarmé la caña y subi el bote al velero por si no podíamos acercarnos demasiado a tierra, pero el agua había bajado y navegamos hasta la desembocadura del río, laura me pidió el timón y llevó ella el velero todo el camino, muy buena timonel! Jajaj no es porque sea mi hija, pero me encanta verla timonear.

Desembarcamos en un muelle y nos fuimos camino a la torre y la casa del prefecto, me dijo que ya habían abierto el puerto y por fin me selló los papeles como para volver.

Salimos por la desembocadura hasta el río de la plata y pusimos rumbo a Buenos Aires, el viento volvió a ayudarnos, justo por un costado, para una navegación rápida y placentera, no había casi olas, y se repitió la historia, puse el timón automático y a leer revistas náuticas, y a tomar posiciones en la carta para despuntar el vicio, ya que había una visibilidad maravillosa.

Llegamos a Buenos Aires a las 4 de la tarde, y al pasar por la guardia del puerto dijimos las palabras mágicas, Velero Embustero regresa de Barra de San Juan sin novedad!

Eso mismo dije la ultima vez con los chicos después de la tormenta de ida y de vuelta y me gritaron al unísono COMO QUE SIN NOVEDAAAAAAADD????

Jajja bueno esta es la historia de mi vacación de un día , realmente mágicas, con la promesa de volver prontito y llevar asado y carbón para hacer un asadito en el escondido.

Bueno no aburro mas con mis relatos, será hasta la próxima.