RELATO: Viaje del Colibrí - Travesía a Piriápolis
Publicado: Lun Nov 26, 2018 5:14 pm
Viernes 2 de Noviembre:
Nos subimos a un micro en la Terminal de Rosario con Destino a Pacheco. Allí un Uber nos llevaría hasta PNA San Isidro.
En el YCA San Fernando, el barco aguardaba, listo para soltar amarras: El fin de semana anterior, había sido cargado con la provista, ropa, utensilios, herramientas, combustible, instrumentos musicales, reposeras y las dos bicicletas. Además, en ese viaje fugaz del Domingo 28 de Octubre al YCA a preparar el barco, habíamos reparado el arraigo de la cruceta de estribor, castigado en la dura regata Rosario - Buenos Aires.
Así pues, sólo faltaba una provista final de frutas y verduras, para el Sábado ya soltar amarras, no sin la noche anterior conocer alguna cervecería de San Fernando.
Casi sin diferencias en equipamiento a bordo respecto al viaje anterior, en esta ocasión contamos con un Garmin 76CSX con las cartas de Jorge Aguilar (en reemplazo del Etrex20 que me habían prestado).
Izamos Genoa 2 de enrollar (también a bordo aunque sin planes de uso, Genoa 1 de enrollar y el foke sock-jib). Finalmente, la chubasquera ahora contaba con sus paños laterales, cumpliendo mejor así su funcionalidad.
En cuanto a la tripulación, fuimos en dobles. Mi tripu, Timonel, con experiencia Snipe, fue quien me incitó años atrás a iniciarme en la vela, en el 2013. Quizás es con quien más navegué y aprendí, tanto en el H20 como en el Colibrí 24, o en su Snipe.
En su haber en aguas abiertas, contaba con un cruce a Colonia años atrás en un 36 pies. Sería ahora su primer experiencia en Rio de La Plata Exterior, en un barco de menor eslora y un rol activo en la tripulación. Del viaje anterior del Colibrí, se quedó con las ganas.
San Fernando – Piriápolis:
Zarpamos el Sábado 3 de Noviembre, antes del mediodía. Atentos a la inminente suba del precio de combustible, decidimos zarpar con los 3 bidones de 30 litros llenos, más unos 20 L en el tanque del motor Parsun.
El pronóstico daba muy poco viento del norte. En el YCA, las copas de los árboles no acusaban ni las más leve brisa. Pondremos spinnaker? Iremos a motor?
En el costanero, hay una leve brisa del sur. Mayor a tope, Genoa 2 desplegada en su totalidad, y al cabo de pocos minutos, una vez establecido el barco, navegamos a más de 5 nudos, en buen rumbo, al no haber casi olas.
Algunos bordes hasta dejar por estribor la boya Unen B y luego navegamos en un descuartelar a 6 nudos, haciendo rumbo 105°, el ideal que nos llevaría hasta La Panela. Pocas olas, buen atarcerder. Qué más podíamos pedir? La noche continuó así, estrellada, excelente navegación, y por qué no, acompañada de algunos vinos? Bien sabía yo que una noche de esas características en el RDP, amerita ración extra de tinto.
Navegamos en esas condiciones ideales casi hasta el amanecer. Tras la salida del Sol, la velocidad no era tan buena, y habíamos derivado algunas millas de nuestro derrotero, por lo que debimos tirar algún que otro borde, navegando a no más de 3.5 nudos.
Pasado el mediodía, y cerca del faro La Panela, empieza a incrementarse el viento SE y ya no podemos hacer buen rumbo. El borde bueno era de 60°, y nos llevaba al norte de Punta Yeguas. El borde malo era de 160°.
El sol nuevamente se ponía, y tras algunos bordes nos encontramos ya próximos al canal comercial del puerto de Montevideo. Solicitamos autorización para cruzarlo, cosa que nunca hicimos ya que el viento finalmente nos dejó media milla al sur de la boya del canal KM 9.5 (donde el canal hace una curva).
Para ese entonces, soplaba del Este, y el GRIB nos indicaba que iría borneando al Norte, lo cual, según los cálculos, nos permitiría dejar a babor la isla de Flores e ir orzando a medida que el viento borneaba, hasta enfilar Piriápolis en un descuartelar. Nos esperaba otra noche de condiciones óptimas? Avisamos a Control Montevideo nuestro nuevo rumbo “al sur”, sin cruzar el canal comercial, y aguardamos que el viento bornee.
El borneo se cumplió, aunque algunas horas más tarde de lo pronosticado, por lo que nos fuimos muy al sur, cruzando el canal Punta Indio a la altura del KM 236. Nos encontrábamos varias millas al sur de nuestra ruta ideal.
El abatimiento nos traicionaba la vista, y pasamos “muy cerca” de las boyas de canal y algunos buques fondeados por la zona. En una ocasión, por miedo a pasar muy próximos a uno de estos buques, optamos por trasluchar y pasarlo por popa, para mayor seguridad. Evidentemente, nuestros ojos acostumbrados a la deriva ocasionada por la correntada del Paraná, no lograban apreciar bien el abatimiento en aguas abiertas.
Bien entrada la noche, soplaban unos 20-25 nudos, navegábamos con la Genoa algo enrollada y 2 manos de rizos, con rumbo 105°, a unos 5 nudos. La veleta nos decía que podíamos orzar un poco más, pero las olas, que eran importantes, no lo permitían. Recién cercanos al Banco Inglés , y muy atentos al abatimiento que no estaba tirando sobre el mismo, podemos hacer rumbo 90°, pasando a menos de 2 millas al Norte del banco, y casi 9 millas al sur de la Isla de Flores. Idealmente hubiésemos pasado solamente a 2 millas de dicha isla, pero nos habíamos alejado bastante.
Ya en el segundo amanecer sin tocar tierra, nos encontramos 20 millas al sur de Atlántida, y podemos comenzar a hacer rumbo 60°, enfilando Piriápolis, que se encontraba a unas 26 millas. El viento del Norte fue amainando, aunque las olas seguían grandes. Íbamos a menos de 3 nudos. Con ganas de llegar, decidimos arriar velas y navegar a motor, aprovechando el sol para secar la ropa mojada durante la noche.
Estando a 15 millas de nuestro primer destino, se rompe el pistillo del herraje donde el piloto automático sujeta la caña del timón. Nada difícil de solucionar provisoriamente con cinta tape y algunos cabos, hasta llegar a Piriápolis, ya con el “mar” más calmo y navegando a motor.
Tomamos amarras en Piriápolis el Lunes 5 a las 11.00hs, tras 50 horas de navegación. Hermoso clima, día soleado. Cansados pero muy contentos, armamos las bicicletas!
Piriápolis:
No pudimos completar la entrada al país el mismo Lunes, ya que Prefectura de Piriápolis no hace migraciones. Y Migraciones cobra unos UR$517 por “inspección”, aunque no aceptan tarjetas. A pie, hubiese sido muy molesto, pero en bici, era un placer: conseguir un cajero (que funcione) para extracción de efectivo, sacar fotocopias varias que nos pidieron, volver a Prefectura, luego Migraciones. Así transcurrió el Lunes y mañana del Martes, no sin degustar un “angelito” a la cacerola, con ajo y limón. Bajo el barco, algunos lobos marinos aguardaban las sobras.
Tuvimos una muy buena estadía, recorrimos varias playas y entre paseo y paseo, conseguimos que en el varadero nos suelden el pistillo roto del piloto automático. No fue económica la pequeña soldadura, pero estando en dobles, el piloto iba a ser fundamental para remontar el Paraná hasta Rosario.
El Miércoles 7 al mediodía, tras abonar en Hidrografía y realizar el despacho en Prefectura, tomamos un micro a Punta del Este. Con sólo quitar las ruedas delanteras, nos cargaron las bicicletas en la bodega.
Mi amigo había estado en Punta del Este muchos años atrás, por lo que tenía ganas de al menos hacer una recorrida fugaz. Y así fue, tras armar las bicis en la terminal de PDE a eso de las 13hs, fuimos primero al Puerto, luego rodeamos la península, y viento en contra pedaleamos hasta La Barra dónde descansamos un rato en Montoya. Para las 16.30hs estábamos en las playas de la mansa, frente al Conrad y finalmente 18.40hs nos subíamos nuevamente al micro, para llegar antes de las 20hs que cierran los vestuarios de Piriápolis. Tras la cena, preparamos el barco, para zarpar el Jueves 6am.
Piriápolis – Buceo:
Jueves 8 de Noviembre, 6am, soltábamos amarras. Día soleado y buen viento NE que nos llevaría directo a Buceo.
Recorrimos las 47 millas en 8 horas 3 minutos. Impecable promedio de 5.8 nudos! Navegamos de aleta, genoa atangonada, estrenando el pistillo del piloto. Reposera en proa, siestas, mate va mate viene, guitarras en mano: el barco iba solo, a más de 7 nudos. Esto es navegar! Tras virar la Isla de Flores, quitamos tangón, cazamos velas y orzamos proa a Buceo!
Montevideo:
Arribamos el Jueves a las 14 horas. Sólo aviso radial y ya estábamos en regla, nada de trámites. Tras tomar amarras, la ficha steck que había comprado para este viaje, y en Piriápolis había servido a la perfección, ahora no era compatible con el conector 220V. Era una 32A 2 polos + tierra, pero en Buceo el hembra es 2 polos + neutro + tierra. Aún no me explico como no hay un estándar, ni en los puertos de Uruguay, ni en los clubes de San Fernado, Rosario, Paraná… Como sea, desarmé la ficha, quité el perno de neutro, y logré conectarla al toma, con la salvedad que el capuchón no quedaba afirmado al conector, pero cumplía la función.
Jueves y Viernes, días soleados muy lindos. Estuvimos en la playa de Pocitos y recorrimos en bici la rambla. Según el clima, una opción era zarpar el Domingo, para lo cual deberíamos dejar abonada la estadía antes del Sábado a las 13hs, que cierra Administración hasta el Lunes.
Hacía mucho calor, y sabíamos que vendría rosca. Los pronósticos daban diversas lluvias y tormentas para la semana entrante. Cuando tendremos una buena ventana para poner proa a Colonia?
La noche del Viernes se extendió en los bares de Montevideo, y el Sábado, nos despertamos tarde. Administración del YCU ya había cerrado. Hasta el Lunes 9AM que abriera nuevamente, no íbamos a poder zarpar.
Durante el día, no hicimos más que estar en el barco y tomar algún café en el Club. Llovía mucho. A la noche, aflojó la lluvia y pudimos salir a tomar algo.
El Domingo, amaneció gris y también ventoso, pero casi sin lluvia. Ideal para pedalear por todo Montevideo: Ciudad Vieja, Centro, Parqué Rodo… A la noche, cargamos las bicis en el barco y dejamos todo preparado para zarpar el Lunes.
Vale la pena destacar que durante estos días el barco se sacudió mucho, a causa de las olas que ingresaban al puerto, y quizás por inexperiencia no tomamos los recaudos necesarios: los cabos de amarre estaban todos mellados, algunos casi al punto de cortarse. Habíamos usado amarra doble, pero así y todo estuvimos cerca de quedar sueltos. Para la próxima, fundamental protegerlos con mangueras o guardacabos.
Buceo – Colonia:
Todos los pronósticos que vimos daban algo parecido para las siguientes 24 horas. Viento del E o NE, no más de 22 nudos de rachas (los que más daban, otros daban máximo 10 nudos). Lluvia: todos daban poco o nada.
Zarpamos el Lunes 12, a las 10hs. Viento del Este, nos quedaba de ceñida hasta la boya cardinal sur frente a Punta Brava. Allí, tras derivar, quedamos de popa redonda. Soplaba algo más de 15 nudos. Genoa atangonada, decidimos hacerle una retenida a la mayor. Antes de concretar dicha maniobra, en un descuido me ligué un botavarazo. El barco siempre avisa, pero esta vez, no lo vi venir. Me “peinó”, dejando una pequeña herida con un leve sangrado. Pervinox, una gasa y una gorra que la presione contra la cabeza fue suficiente.
Navegamos en esta condición (con algunos nudos más de viento) hasta el faro La Panela. Practicamos la maniobra de hombre al agua para rescatar la gorra que se me voló cuando hicimos una trasluchada. Nos llevó algunos intentos, ya que el río estaba muy movido, y la gorra apenas flotaba.
Entrada la noche, el viento amaina y comienza a llover. Arriamos velas, piolazo al Parsun y ponemos el piloto automático. Nosotros, nos quedamos dentro de la cabina, guitarras en mano. Ya habíamos cruzado la ruta del Buquebus, y no había ningún peligro cerca. Cada 5 minutos chequéabamos nuestro al alrededor, asomados bajo la chubasquera.
Cerca de las 22 horas, nos situamos al través del peligro aislado “Mola Mola”, 5 millas al sur del mismo, con rumbo 295°. Comienza a soplar nuevamente, desplegamos genoa e izamos mayor. Como llueve, seguimos con el piloto, ya sin motor.
Desde Rosario, nos mandan una imagen de radar: intensa lluvia se aproxima, íbamos a quedar en el centro de la tormenta.
La lluvia persiste, el viento NE se intensifica cada vez más. Cerca de las 23 horas, decidimos tomar la caña, ya que el barco tendía a irse a la orza, el piloto no lograba mantener el rumbo.
Tomamos un rizo. Seguimos pasados. Tomamos dos rizos. Sigue portando mucho, por lo que arriamos completamente la mayor.
El pesto
23:45 horas. Zumban los obenques como nunca los escuché. Soplan unos 45 nudos del NE. La genoa 2 enrollada casi por completo: tenía menos de un metro de pie. Cielo completamente encapotado, llovía, no se veía absolutamente nada.
Mi amigo, con un buen traje de agua (equipamiento que tengo pendiente para mi), atado a línea de vida, y afirmado a la cornamusa, lleva la caña. Olas de través lo bañan completamente, sumado a la lluvia que no afloja. Navegábamos a más de 6 nudos, tenemos que derivar.
Decidimos reportar nuestra situación a Prefectura. Latitud, longitud, rumbo, velocidad. Control Sauce nos informa que las condiciones van a mantenerse hasta las 4 am. Faltaban 4 largas horas.
Me siento bajo la chubasquera, también atado. Cada uno con su Handy y linternas firmes al salvavidas. El Garmin en el mamparo, la Tablet con su estanco colgada de mi cuello.
No había pánico a bordo, pero sí cierta preocupación. El barco iba bien, el viento era intenso y arrachado, pero no se podían evitar algunas olas que entraban de través, mojando y tumbando el barco.
Hacemos ahora rumbo 240°, “corriendo la tormenta”.
Hago cálculos: con ese rumbo y velocida, en menos de 2 horas estaríamos sobre el “Banco Chico”. Quedaríamos próximos a varios barcos hundidos, y cruzaríamos el canal de acceso en el KM 87. En 4 horas, lo que duraría la tormenta, estaríamos ya muy cerca de la costa Argentina, Punta Blanca, sin vista de puerto o reparo posible!!! Orzá lo más que puedas, quedémonos en la costa Uruguaya, grité!
Cada media hora, Control Sauce nos contactaba, solicitando situación y novedades. Orzábamos un poco más, rumbo 265°, lo cual nos daba algo de tranquilidad, sumado al contacto periódico con Prefectura. Saber que estaban atentos a nosotros daba cierta tranquilidad.
Así fueron las 3 horas y media que duró la tormenta. Ni la lluvia ni el viento aflojaron. En uno de sus llamados, el prefecto no lograba escuchar nuestra respuesta. En sus reiteraciones noté cierta inquietud en su voz. Finalmente nos logra escuchar: seguimos bien, sin novedades.
Mi amigo se bancó todo el pesto, afuera, caña en mano. Yo iba bajo el reparo de la chubasquera, pero con la cabeza a mil, atento al compás, la Tablet, Garmin, VHF, asegurándome que las bengalas estén a mano, revisando la jarcia y el arraigo de la cruceta recientemente reparado con la linterna, y también tratando de visualizar alguna boya buque o cualquier otro peligro.
Tal como nos informó Prefectura, pasada las 3.30 horas, el viento amainó. Me preparé para salir, no sin antes revisar el piloto. Lo habíamos sentido pitar continuamente: se habían mojado, con la lluvia o alguna de las olas que embarcamos. Lo desarmé y dejé secando en la proa, con el ventilador. La humedad del ambiente era mucha.
Salgo y tomo la caña, mi amigo entra y se duerme profundamente, al instante.
Llovía, hacía frío, comenzaba a aclarar. Prefectura continuaba con sus comunicaciones periódicas, eran de gran ayuda. El río se calma, prendo motor. Requería muchísima atención llevar el rumbo. No teníamos ninguna referencia a la vista.. Un segundo sin la vista en el compás y nos íbamos 30 grados fuera de rumbo, como mínimo.
Tras dos horas de sueño profundo, le pego un grito a mi tripu, le pido que haga un café. Yo estaba empapado, temblaba del frío. Me reemplaza. Me seco, entro en calor, armo el piloto. Nada, sigue pitando.
A unas 10 millas de Colonia, comienza a soplar fuertemente de nuevo. No con tanta intensidad, y siendo ya de día, no era tan “preocupante”. Pero hubiésemos preferido llegar más tranquilos.
Navegamos a 5 o 6 nudos, en rumbo 295°, sólo con Genoa. Prefectura sigue comunicándose con nosotros, en ese entonces, ya era Control Colonia.
Restaban 5 millas para llegar a Colonia. El Viento era NE, de unos 20-25 nudos. Del sudoeste, veo una nube con forma de cigarro. Será un Pampero?
Nos acercamos a Colonia, pasando al Norte del barco hundido Tung. El cigarro se acercaba. Si derivamos mucho y persiste el NE, quedaremos a barlovento de la Roca Anita, o peor, San Gabriel. Si me pego a la costa, y entra el Pampero, nos la veremos fea.
Continuamos muy atentos a esa nube con forma de cigarro. Se aproximaba rápidamente. Sin embargo, el viento del NE persistía lo que nos daba cierta tranquilidad, debería haber una calma antes de que entre el pampero. Ya al reparo de Colonia, enrollamos genoa y prendemos motor. Estamos dentro del Puerto. El viento seguía Norte, por lo que tomamos amarras, en el muelle de madera, a sotavento. Cansados, la maniobra no sale prolija, y durante la misma, me quedo en la mano el acelerador del Parsun (la pieza plástica negra y cilíndrica), y veo caer un tornillo y resorte al río. Con una pinza, girando la pieza metálica que comanda el acelerador, logro regular las revoluciones. Uff.. algo más?
Amarrados al fin, damos el aviso a Prefectura y agradecemos la constante comunicación durante toda la noche. Armamos bolso para darnos una ducha, y ya en Hidrografía comprando las fichas de las duchas, vemos que empieza a entrar el viento del Sudoeste! Revisamos el pronóstico que tiene Hidrografía y daba 40 nudos! Cambiemos de amarra! Volvimos al barco, el acelerador ya tenía un arreglo provisorio, y nos dirigimos ahora hacia la escollera. Queríamos dejar el barco con buen reparo de olas y viento. Habiendo tomado amarras por segunda vez en media hora, por fin la merecida y recuperadora ducha caliente, tras 103 millas de agotadora navegación de 23 horas.
Colonia:
Si bien nos habíamos embarcamos en Buceo el día Lunes, arribamos a Colonia a las 9 horas del Martes 13. Algo de cierto tendrá el dicho…. De esto claro, nos percatamos después!
Tras la ducha, y comer una pizza con una Patricia en un bar de la Avenida principal, volvimos al barco, sacamos todo lo que se pudo afuera: estaba todo empapado. Adentro el barco era un verdadero caos. Pero necesitábamos descansar.
3 horas de siesta reparadora. El viento del SO y el sol, habían secado casi todo. Orden y limpieza, luego armamos las bicis y salimos a recorrer. Nos llamó la atención la diferencia de precios, mucho más caro que Montevideo o Piriápolis, evidentemente por tener turismo todo el año. Tras cenar en el barco y charlar sobre la experiencia de la noche anterior, si bien teníamos idea de ir a algún bar, fuimos directo a las conejeras!
Recuperados, el Miércoles, soleado y ventoso, recorrimos gran parte de la ciudad, llenamos el tanque de agua, abonamos Hidrografía, hicimos el Despacho en PNA.
Tocamos la guitarra y pandereta a la gorra en la costanera. Uruguay estaba caro, pero evidentemente nos falta talento para dar espectáculos callejeros. Ni un peso Uruguayo, al menos nos divertimos.
Cenamos, dimos una vuelta sin entrar a ningún bar, y nos volvimos a dormir. 6 AM zarparíamos.
Colonia – Rosario:
Cuando planificábamos el viaje, hablábamos la idea de remontar el Río Uruguay hasta Carmelo. En el foro me habían brindado información. Como si fuera casualidad, el día antes de zarpar de Colonia, me llama por teléfono un amigo de esos que te brinda la náutica (aquel que me encontré con su Alpha 25 en el río Baradero volviendo del viaje anterior a Punta del Este, también por casualidad) y me cuenta que había estado siguiendo el viaje por las redes, y me recomienda subir por el Uruguay. Me da algunos datos más e inclusive, recomiendo un Club para parar y cargar combustible, sobre el Guazu, aguas abajo del puente Brazo Largo. Decidiremos por dónde volver en base a las condiciones.
Zarpamos el Jueves 15 a las 6AM. Soplaba NO, unos 15 nudos. Navegamos por el sur de San Gabriel, ciñendo con rumbo 235. No era muy bueno si queríamos ir a San Fernando. Al llegar al Canal Costanero, tiramos un borde y hacemos rumbo 355. Proa a Carmelo!
Tras tirar 3 bordes, nos encontramos al través del río San Juan. Excelente día, mejor navegación. El viento afloja, el sol pega fuerte, por lo que decidimos poner motor y el piloto automático (ya funcionaba perfectamente tras secarse y haberlo limpiado con un limpiacontactos). Armamos la toldilla, y ponemos las reposeras en en cada bancada del cockpit (del 24 pies!!!!) .. Música y mates y frutas, seguido de picada y cervezas, y algún que otro chapuzón.
Pasando la isla Martín García/Timoteo Dominguez: sopla sur. Habíamos tenido mucho descanso, era hora de navegar: quitar toldilla, izar spinnaker!
Remontamos a buena velocidad, con una pequeña varadura con un banco a la altura del KM 116, salimos fácil! Seguimos con spinnaker hasta el Paraná Guazú. Radiamos a Carmelo, informado que habíamos despachado a San Fernando pero nos dirigíamos a Zárate.
Cae el solo y ya navegamos en el Guazú, debemos remontar a motor para hacer buena velocidad. Ya de noche y en el SO vemos algunos relámpagos. Otra vez rosca? Confirmado. A la media noche, nuevamente viento SE con bastante lluvia. Remontamos bastante a vela, de popa redonda barrenando olas a más de 7 nudos.
Tras 21 horas, llegamos empapados y con bastante frío al Club de Isla, donde tomamos amarras a las 3:15 horas del Viernes. Un te de boldo y a dormir algunas horas.
8.30 AM nos levantamos, intentamos cargar combustible pero estaba a $49 el litro de super y además sólo aceptaban efectivo. Desde que iniciamos el viaje en San Fernando, habíamos gastado 60 litros. Remontamos el Guazú a vela, hasta entrar en el Irigoyen, donde fuimos corriente abajo a motor.
Tomamos amarras en el Club de Zárate, y en una hora tras cargar 85 litros y hacer una última provista, zarpamos, dando aviso radial a PNA: seguiríamos navegando hacia Rosario. Me habían comentado que PNA Zárate no hace migraciones, debíamos ir a Campana, por lo que descartamos hacer la entrada allí.
Navegamos a vela apoyando con motor, y al caer la noche estábamos en Baradero, cuando se nos acerca un gomón de Prefectura. Nos piden arriar mayor y tras verificar nuestras habilitaciones naúticas, seguimos remontando a motor.
Llegando a San Pedro, remontamos a vela. Ya en el San Pedrito… Truenos. Otra vez sopa!!!
Amanece en la Vuelta de Obligado, seguimos remontando a buen ritmo, algunos tramos a vela, otros apoyados por motor. El SE no afloja, aunque por suerte ya no llueve. A media mañana, pasamos Villa Constitución. Sin ningún tipo de anticipación, el trueno más fuerte que escuché sonó arriba nuestro! Flor de susto, de la nada! Miramos la imagen satelital en el “Rain Alarm”, una buena tormenta se acercaba a San Pedro y otra más grande a Rosario. Esto mismo nos avisan familiares y amigos. Nosotros quedamos en medio de ambas, pero así y todo no nos salvamos de mojarnos, no mucho por suerte. El clima no daba tregua!!!! Pasado el mediodía salió el sol y secamos todo por última vez . El viento no aflojó y remontamos a excelente velocidad.
Para las 19 horas del Sábado 17, estábamos amarrados en el club, tras 60 horas de haber zarpado de Colonia, contando el descanso y la provista en Zárate.
El Parsun, nuevamente impecable (salvo el detalle menor del tornillo del acelerador).
Ninguno tenía el auto en el club, por lo que cada uno se fue a su casa en bici. Bajar los bolsos y trámíte en PNA Rosario y Migraciones quedaron para otro día!
Nos subimos a un micro en la Terminal de Rosario con Destino a Pacheco. Allí un Uber nos llevaría hasta PNA San Isidro.
En el YCA San Fernando, el barco aguardaba, listo para soltar amarras: El fin de semana anterior, había sido cargado con la provista, ropa, utensilios, herramientas, combustible, instrumentos musicales, reposeras y las dos bicicletas. Además, en ese viaje fugaz del Domingo 28 de Octubre al YCA a preparar el barco, habíamos reparado el arraigo de la cruceta de estribor, castigado en la dura regata Rosario - Buenos Aires.
Así pues, sólo faltaba una provista final de frutas y verduras, para el Sábado ya soltar amarras, no sin la noche anterior conocer alguna cervecería de San Fernando.
Casi sin diferencias en equipamiento a bordo respecto al viaje anterior, en esta ocasión contamos con un Garmin 76CSX con las cartas de Jorge Aguilar (en reemplazo del Etrex20 que me habían prestado).
Izamos Genoa 2 de enrollar (también a bordo aunque sin planes de uso, Genoa 1 de enrollar y el foke sock-jib). Finalmente, la chubasquera ahora contaba con sus paños laterales, cumpliendo mejor así su funcionalidad.
En cuanto a la tripulación, fuimos en dobles. Mi tripu, Timonel, con experiencia Snipe, fue quien me incitó años atrás a iniciarme en la vela, en el 2013. Quizás es con quien más navegué y aprendí, tanto en el H20 como en el Colibrí 24, o en su Snipe.
En su haber en aguas abiertas, contaba con un cruce a Colonia años atrás en un 36 pies. Sería ahora su primer experiencia en Rio de La Plata Exterior, en un barco de menor eslora y un rol activo en la tripulación. Del viaje anterior del Colibrí, se quedó con las ganas.
San Fernando – Piriápolis:
Zarpamos el Sábado 3 de Noviembre, antes del mediodía. Atentos a la inminente suba del precio de combustible, decidimos zarpar con los 3 bidones de 30 litros llenos, más unos 20 L en el tanque del motor Parsun.
El pronóstico daba muy poco viento del norte. En el YCA, las copas de los árboles no acusaban ni las más leve brisa. Pondremos spinnaker? Iremos a motor?
En el costanero, hay una leve brisa del sur. Mayor a tope, Genoa 2 desplegada en su totalidad, y al cabo de pocos minutos, una vez establecido el barco, navegamos a más de 5 nudos, en buen rumbo, al no haber casi olas.
Algunos bordes hasta dejar por estribor la boya Unen B y luego navegamos en un descuartelar a 6 nudos, haciendo rumbo 105°, el ideal que nos llevaría hasta La Panela. Pocas olas, buen atarcerder. Qué más podíamos pedir? La noche continuó así, estrellada, excelente navegación, y por qué no, acompañada de algunos vinos? Bien sabía yo que una noche de esas características en el RDP, amerita ración extra de tinto.
Navegamos en esas condiciones ideales casi hasta el amanecer. Tras la salida del Sol, la velocidad no era tan buena, y habíamos derivado algunas millas de nuestro derrotero, por lo que debimos tirar algún que otro borde, navegando a no más de 3.5 nudos.
Pasado el mediodía, y cerca del faro La Panela, empieza a incrementarse el viento SE y ya no podemos hacer buen rumbo. El borde bueno era de 60°, y nos llevaba al norte de Punta Yeguas. El borde malo era de 160°.
El sol nuevamente se ponía, y tras algunos bordes nos encontramos ya próximos al canal comercial del puerto de Montevideo. Solicitamos autorización para cruzarlo, cosa que nunca hicimos ya que el viento finalmente nos dejó media milla al sur de la boya del canal KM 9.5 (donde el canal hace una curva).
Para ese entonces, soplaba del Este, y el GRIB nos indicaba que iría borneando al Norte, lo cual, según los cálculos, nos permitiría dejar a babor la isla de Flores e ir orzando a medida que el viento borneaba, hasta enfilar Piriápolis en un descuartelar. Nos esperaba otra noche de condiciones óptimas? Avisamos a Control Montevideo nuestro nuevo rumbo “al sur”, sin cruzar el canal comercial, y aguardamos que el viento bornee.
El borneo se cumplió, aunque algunas horas más tarde de lo pronosticado, por lo que nos fuimos muy al sur, cruzando el canal Punta Indio a la altura del KM 236. Nos encontrábamos varias millas al sur de nuestra ruta ideal.
El abatimiento nos traicionaba la vista, y pasamos “muy cerca” de las boyas de canal y algunos buques fondeados por la zona. En una ocasión, por miedo a pasar muy próximos a uno de estos buques, optamos por trasluchar y pasarlo por popa, para mayor seguridad. Evidentemente, nuestros ojos acostumbrados a la deriva ocasionada por la correntada del Paraná, no lograban apreciar bien el abatimiento en aguas abiertas.
Bien entrada la noche, soplaban unos 20-25 nudos, navegábamos con la Genoa algo enrollada y 2 manos de rizos, con rumbo 105°, a unos 5 nudos. La veleta nos decía que podíamos orzar un poco más, pero las olas, que eran importantes, no lo permitían. Recién cercanos al Banco Inglés , y muy atentos al abatimiento que no estaba tirando sobre el mismo, podemos hacer rumbo 90°, pasando a menos de 2 millas al Norte del banco, y casi 9 millas al sur de la Isla de Flores. Idealmente hubiésemos pasado solamente a 2 millas de dicha isla, pero nos habíamos alejado bastante.
Ya en el segundo amanecer sin tocar tierra, nos encontramos 20 millas al sur de Atlántida, y podemos comenzar a hacer rumbo 60°, enfilando Piriápolis, que se encontraba a unas 26 millas. El viento del Norte fue amainando, aunque las olas seguían grandes. Íbamos a menos de 3 nudos. Con ganas de llegar, decidimos arriar velas y navegar a motor, aprovechando el sol para secar la ropa mojada durante la noche.
Estando a 15 millas de nuestro primer destino, se rompe el pistillo del herraje donde el piloto automático sujeta la caña del timón. Nada difícil de solucionar provisoriamente con cinta tape y algunos cabos, hasta llegar a Piriápolis, ya con el “mar” más calmo y navegando a motor.
Tomamos amarras en Piriápolis el Lunes 5 a las 11.00hs, tras 50 horas de navegación. Hermoso clima, día soleado. Cansados pero muy contentos, armamos las bicicletas!
Piriápolis:
No pudimos completar la entrada al país el mismo Lunes, ya que Prefectura de Piriápolis no hace migraciones. Y Migraciones cobra unos UR$517 por “inspección”, aunque no aceptan tarjetas. A pie, hubiese sido muy molesto, pero en bici, era un placer: conseguir un cajero (que funcione) para extracción de efectivo, sacar fotocopias varias que nos pidieron, volver a Prefectura, luego Migraciones. Así transcurrió el Lunes y mañana del Martes, no sin degustar un “angelito” a la cacerola, con ajo y limón. Bajo el barco, algunos lobos marinos aguardaban las sobras.
Tuvimos una muy buena estadía, recorrimos varias playas y entre paseo y paseo, conseguimos que en el varadero nos suelden el pistillo roto del piloto automático. No fue económica la pequeña soldadura, pero estando en dobles, el piloto iba a ser fundamental para remontar el Paraná hasta Rosario.
El Miércoles 7 al mediodía, tras abonar en Hidrografía y realizar el despacho en Prefectura, tomamos un micro a Punta del Este. Con sólo quitar las ruedas delanteras, nos cargaron las bicicletas en la bodega.
Mi amigo había estado en Punta del Este muchos años atrás, por lo que tenía ganas de al menos hacer una recorrida fugaz. Y así fue, tras armar las bicis en la terminal de PDE a eso de las 13hs, fuimos primero al Puerto, luego rodeamos la península, y viento en contra pedaleamos hasta La Barra dónde descansamos un rato en Montoya. Para las 16.30hs estábamos en las playas de la mansa, frente al Conrad y finalmente 18.40hs nos subíamos nuevamente al micro, para llegar antes de las 20hs que cierran los vestuarios de Piriápolis. Tras la cena, preparamos el barco, para zarpar el Jueves 6am.
Piriápolis – Buceo:
Jueves 8 de Noviembre, 6am, soltábamos amarras. Día soleado y buen viento NE que nos llevaría directo a Buceo.
Recorrimos las 47 millas en 8 horas 3 minutos. Impecable promedio de 5.8 nudos! Navegamos de aleta, genoa atangonada, estrenando el pistillo del piloto. Reposera en proa, siestas, mate va mate viene, guitarras en mano: el barco iba solo, a más de 7 nudos. Esto es navegar! Tras virar la Isla de Flores, quitamos tangón, cazamos velas y orzamos proa a Buceo!
Montevideo:
Arribamos el Jueves a las 14 horas. Sólo aviso radial y ya estábamos en regla, nada de trámites. Tras tomar amarras, la ficha steck que había comprado para este viaje, y en Piriápolis había servido a la perfección, ahora no era compatible con el conector 220V. Era una 32A 2 polos + tierra, pero en Buceo el hembra es 2 polos + neutro + tierra. Aún no me explico como no hay un estándar, ni en los puertos de Uruguay, ni en los clubes de San Fernado, Rosario, Paraná… Como sea, desarmé la ficha, quité el perno de neutro, y logré conectarla al toma, con la salvedad que el capuchón no quedaba afirmado al conector, pero cumplía la función.
Jueves y Viernes, días soleados muy lindos. Estuvimos en la playa de Pocitos y recorrimos en bici la rambla. Según el clima, una opción era zarpar el Domingo, para lo cual deberíamos dejar abonada la estadía antes del Sábado a las 13hs, que cierra Administración hasta el Lunes.
Hacía mucho calor, y sabíamos que vendría rosca. Los pronósticos daban diversas lluvias y tormentas para la semana entrante. Cuando tendremos una buena ventana para poner proa a Colonia?
La noche del Viernes se extendió en los bares de Montevideo, y el Sábado, nos despertamos tarde. Administración del YCU ya había cerrado. Hasta el Lunes 9AM que abriera nuevamente, no íbamos a poder zarpar.
Durante el día, no hicimos más que estar en el barco y tomar algún café en el Club. Llovía mucho. A la noche, aflojó la lluvia y pudimos salir a tomar algo.
El Domingo, amaneció gris y también ventoso, pero casi sin lluvia. Ideal para pedalear por todo Montevideo: Ciudad Vieja, Centro, Parqué Rodo… A la noche, cargamos las bicis en el barco y dejamos todo preparado para zarpar el Lunes.
Vale la pena destacar que durante estos días el barco se sacudió mucho, a causa de las olas que ingresaban al puerto, y quizás por inexperiencia no tomamos los recaudos necesarios: los cabos de amarre estaban todos mellados, algunos casi al punto de cortarse. Habíamos usado amarra doble, pero así y todo estuvimos cerca de quedar sueltos. Para la próxima, fundamental protegerlos con mangueras o guardacabos.
Buceo – Colonia:
Todos los pronósticos que vimos daban algo parecido para las siguientes 24 horas. Viento del E o NE, no más de 22 nudos de rachas (los que más daban, otros daban máximo 10 nudos). Lluvia: todos daban poco o nada.
Zarpamos el Lunes 12, a las 10hs. Viento del Este, nos quedaba de ceñida hasta la boya cardinal sur frente a Punta Brava. Allí, tras derivar, quedamos de popa redonda. Soplaba algo más de 15 nudos. Genoa atangonada, decidimos hacerle una retenida a la mayor. Antes de concretar dicha maniobra, en un descuido me ligué un botavarazo. El barco siempre avisa, pero esta vez, no lo vi venir. Me “peinó”, dejando una pequeña herida con un leve sangrado. Pervinox, una gasa y una gorra que la presione contra la cabeza fue suficiente.
Navegamos en esta condición (con algunos nudos más de viento) hasta el faro La Panela. Practicamos la maniobra de hombre al agua para rescatar la gorra que se me voló cuando hicimos una trasluchada. Nos llevó algunos intentos, ya que el río estaba muy movido, y la gorra apenas flotaba.
Entrada la noche, el viento amaina y comienza a llover. Arriamos velas, piolazo al Parsun y ponemos el piloto automático. Nosotros, nos quedamos dentro de la cabina, guitarras en mano. Ya habíamos cruzado la ruta del Buquebus, y no había ningún peligro cerca. Cada 5 minutos chequéabamos nuestro al alrededor, asomados bajo la chubasquera.
Cerca de las 22 horas, nos situamos al través del peligro aislado “Mola Mola”, 5 millas al sur del mismo, con rumbo 295°. Comienza a soplar nuevamente, desplegamos genoa e izamos mayor. Como llueve, seguimos con el piloto, ya sin motor.
Desde Rosario, nos mandan una imagen de radar: intensa lluvia se aproxima, íbamos a quedar en el centro de la tormenta.
La lluvia persiste, el viento NE se intensifica cada vez más. Cerca de las 23 horas, decidimos tomar la caña, ya que el barco tendía a irse a la orza, el piloto no lograba mantener el rumbo.
Tomamos un rizo. Seguimos pasados. Tomamos dos rizos. Sigue portando mucho, por lo que arriamos completamente la mayor.
El pesto
23:45 horas. Zumban los obenques como nunca los escuché. Soplan unos 45 nudos del NE. La genoa 2 enrollada casi por completo: tenía menos de un metro de pie. Cielo completamente encapotado, llovía, no se veía absolutamente nada.
Mi amigo, con un buen traje de agua (equipamiento que tengo pendiente para mi), atado a línea de vida, y afirmado a la cornamusa, lleva la caña. Olas de través lo bañan completamente, sumado a la lluvia que no afloja. Navegábamos a más de 6 nudos, tenemos que derivar.
Decidimos reportar nuestra situación a Prefectura. Latitud, longitud, rumbo, velocidad. Control Sauce nos informa que las condiciones van a mantenerse hasta las 4 am. Faltaban 4 largas horas.
Me siento bajo la chubasquera, también atado. Cada uno con su Handy y linternas firmes al salvavidas. El Garmin en el mamparo, la Tablet con su estanco colgada de mi cuello.
No había pánico a bordo, pero sí cierta preocupación. El barco iba bien, el viento era intenso y arrachado, pero no se podían evitar algunas olas que entraban de través, mojando y tumbando el barco.
Hacemos ahora rumbo 240°, “corriendo la tormenta”.
Hago cálculos: con ese rumbo y velocida, en menos de 2 horas estaríamos sobre el “Banco Chico”. Quedaríamos próximos a varios barcos hundidos, y cruzaríamos el canal de acceso en el KM 87. En 4 horas, lo que duraría la tormenta, estaríamos ya muy cerca de la costa Argentina, Punta Blanca, sin vista de puerto o reparo posible!!! Orzá lo más que puedas, quedémonos en la costa Uruguaya, grité!
Cada media hora, Control Sauce nos contactaba, solicitando situación y novedades. Orzábamos un poco más, rumbo 265°, lo cual nos daba algo de tranquilidad, sumado al contacto periódico con Prefectura. Saber que estaban atentos a nosotros daba cierta tranquilidad.
Así fueron las 3 horas y media que duró la tormenta. Ni la lluvia ni el viento aflojaron. En uno de sus llamados, el prefecto no lograba escuchar nuestra respuesta. En sus reiteraciones noté cierta inquietud en su voz. Finalmente nos logra escuchar: seguimos bien, sin novedades.
Mi amigo se bancó todo el pesto, afuera, caña en mano. Yo iba bajo el reparo de la chubasquera, pero con la cabeza a mil, atento al compás, la Tablet, Garmin, VHF, asegurándome que las bengalas estén a mano, revisando la jarcia y el arraigo de la cruceta recientemente reparado con la linterna, y también tratando de visualizar alguna boya buque o cualquier otro peligro.
Tal como nos informó Prefectura, pasada las 3.30 horas, el viento amainó. Me preparé para salir, no sin antes revisar el piloto. Lo habíamos sentido pitar continuamente: se habían mojado, con la lluvia o alguna de las olas que embarcamos. Lo desarmé y dejé secando en la proa, con el ventilador. La humedad del ambiente era mucha.
Salgo y tomo la caña, mi amigo entra y se duerme profundamente, al instante.
Llovía, hacía frío, comenzaba a aclarar. Prefectura continuaba con sus comunicaciones periódicas, eran de gran ayuda. El río se calma, prendo motor. Requería muchísima atención llevar el rumbo. No teníamos ninguna referencia a la vista.. Un segundo sin la vista en el compás y nos íbamos 30 grados fuera de rumbo, como mínimo.
Tras dos horas de sueño profundo, le pego un grito a mi tripu, le pido que haga un café. Yo estaba empapado, temblaba del frío. Me reemplaza. Me seco, entro en calor, armo el piloto. Nada, sigue pitando.
A unas 10 millas de Colonia, comienza a soplar fuertemente de nuevo. No con tanta intensidad, y siendo ya de día, no era tan “preocupante”. Pero hubiésemos preferido llegar más tranquilos.
Navegamos a 5 o 6 nudos, en rumbo 295°, sólo con Genoa. Prefectura sigue comunicándose con nosotros, en ese entonces, ya era Control Colonia.
Restaban 5 millas para llegar a Colonia. El Viento era NE, de unos 20-25 nudos. Del sudoeste, veo una nube con forma de cigarro. Será un Pampero?
Nos acercamos a Colonia, pasando al Norte del barco hundido Tung. El cigarro se acercaba. Si derivamos mucho y persiste el NE, quedaremos a barlovento de la Roca Anita, o peor, San Gabriel. Si me pego a la costa, y entra el Pampero, nos la veremos fea.
Continuamos muy atentos a esa nube con forma de cigarro. Se aproximaba rápidamente. Sin embargo, el viento del NE persistía lo que nos daba cierta tranquilidad, debería haber una calma antes de que entre el pampero. Ya al reparo de Colonia, enrollamos genoa y prendemos motor. Estamos dentro del Puerto. El viento seguía Norte, por lo que tomamos amarras, en el muelle de madera, a sotavento. Cansados, la maniobra no sale prolija, y durante la misma, me quedo en la mano el acelerador del Parsun (la pieza plástica negra y cilíndrica), y veo caer un tornillo y resorte al río. Con una pinza, girando la pieza metálica que comanda el acelerador, logro regular las revoluciones. Uff.. algo más?
Amarrados al fin, damos el aviso a Prefectura y agradecemos la constante comunicación durante toda la noche. Armamos bolso para darnos una ducha, y ya en Hidrografía comprando las fichas de las duchas, vemos que empieza a entrar el viento del Sudoeste! Revisamos el pronóstico que tiene Hidrografía y daba 40 nudos! Cambiemos de amarra! Volvimos al barco, el acelerador ya tenía un arreglo provisorio, y nos dirigimos ahora hacia la escollera. Queríamos dejar el barco con buen reparo de olas y viento. Habiendo tomado amarras por segunda vez en media hora, por fin la merecida y recuperadora ducha caliente, tras 103 millas de agotadora navegación de 23 horas.
Colonia:
Si bien nos habíamos embarcamos en Buceo el día Lunes, arribamos a Colonia a las 9 horas del Martes 13. Algo de cierto tendrá el dicho…. De esto claro, nos percatamos después!
Tras la ducha, y comer una pizza con una Patricia en un bar de la Avenida principal, volvimos al barco, sacamos todo lo que se pudo afuera: estaba todo empapado. Adentro el barco era un verdadero caos. Pero necesitábamos descansar.
3 horas de siesta reparadora. El viento del SO y el sol, habían secado casi todo. Orden y limpieza, luego armamos las bicis y salimos a recorrer. Nos llamó la atención la diferencia de precios, mucho más caro que Montevideo o Piriápolis, evidentemente por tener turismo todo el año. Tras cenar en el barco y charlar sobre la experiencia de la noche anterior, si bien teníamos idea de ir a algún bar, fuimos directo a las conejeras!
Recuperados, el Miércoles, soleado y ventoso, recorrimos gran parte de la ciudad, llenamos el tanque de agua, abonamos Hidrografía, hicimos el Despacho en PNA.
Tocamos la guitarra y pandereta a la gorra en la costanera. Uruguay estaba caro, pero evidentemente nos falta talento para dar espectáculos callejeros. Ni un peso Uruguayo, al menos nos divertimos.
Cenamos, dimos una vuelta sin entrar a ningún bar, y nos volvimos a dormir. 6 AM zarparíamos.
Colonia – Rosario:
Cuando planificábamos el viaje, hablábamos la idea de remontar el Río Uruguay hasta Carmelo. En el foro me habían brindado información. Como si fuera casualidad, el día antes de zarpar de Colonia, me llama por teléfono un amigo de esos que te brinda la náutica (aquel que me encontré con su Alpha 25 en el río Baradero volviendo del viaje anterior a Punta del Este, también por casualidad) y me cuenta que había estado siguiendo el viaje por las redes, y me recomienda subir por el Uruguay. Me da algunos datos más e inclusive, recomiendo un Club para parar y cargar combustible, sobre el Guazu, aguas abajo del puente Brazo Largo. Decidiremos por dónde volver en base a las condiciones.
Zarpamos el Jueves 15 a las 6AM. Soplaba NO, unos 15 nudos. Navegamos por el sur de San Gabriel, ciñendo con rumbo 235. No era muy bueno si queríamos ir a San Fernando. Al llegar al Canal Costanero, tiramos un borde y hacemos rumbo 355. Proa a Carmelo!
Tras tirar 3 bordes, nos encontramos al través del río San Juan. Excelente día, mejor navegación. El viento afloja, el sol pega fuerte, por lo que decidimos poner motor y el piloto automático (ya funcionaba perfectamente tras secarse y haberlo limpiado con un limpiacontactos). Armamos la toldilla, y ponemos las reposeras en en cada bancada del cockpit (del 24 pies!!!!) .. Música y mates y frutas, seguido de picada y cervezas, y algún que otro chapuzón.
Pasando la isla Martín García/Timoteo Dominguez: sopla sur. Habíamos tenido mucho descanso, era hora de navegar: quitar toldilla, izar spinnaker!
Remontamos a buena velocidad, con una pequeña varadura con un banco a la altura del KM 116, salimos fácil! Seguimos con spinnaker hasta el Paraná Guazú. Radiamos a Carmelo, informado que habíamos despachado a San Fernando pero nos dirigíamos a Zárate.
Cae el solo y ya navegamos en el Guazú, debemos remontar a motor para hacer buena velocidad. Ya de noche y en el SO vemos algunos relámpagos. Otra vez rosca? Confirmado. A la media noche, nuevamente viento SE con bastante lluvia. Remontamos bastante a vela, de popa redonda barrenando olas a más de 7 nudos.
Tras 21 horas, llegamos empapados y con bastante frío al Club de Isla, donde tomamos amarras a las 3:15 horas del Viernes. Un te de boldo y a dormir algunas horas.
8.30 AM nos levantamos, intentamos cargar combustible pero estaba a $49 el litro de super y además sólo aceptaban efectivo. Desde que iniciamos el viaje en San Fernando, habíamos gastado 60 litros. Remontamos el Guazú a vela, hasta entrar en el Irigoyen, donde fuimos corriente abajo a motor.
Tomamos amarras en el Club de Zárate, y en una hora tras cargar 85 litros y hacer una última provista, zarpamos, dando aviso radial a PNA: seguiríamos navegando hacia Rosario. Me habían comentado que PNA Zárate no hace migraciones, debíamos ir a Campana, por lo que descartamos hacer la entrada allí.
Navegamos a vela apoyando con motor, y al caer la noche estábamos en Baradero, cuando se nos acerca un gomón de Prefectura. Nos piden arriar mayor y tras verificar nuestras habilitaciones naúticas, seguimos remontando a motor.
Llegando a San Pedro, remontamos a vela. Ya en el San Pedrito… Truenos. Otra vez sopa!!!
Amanece en la Vuelta de Obligado, seguimos remontando a buen ritmo, algunos tramos a vela, otros apoyados por motor. El SE no afloja, aunque por suerte ya no llueve. A media mañana, pasamos Villa Constitución. Sin ningún tipo de anticipación, el trueno más fuerte que escuché sonó arriba nuestro! Flor de susto, de la nada! Miramos la imagen satelital en el “Rain Alarm”, una buena tormenta se acercaba a San Pedro y otra más grande a Rosario. Esto mismo nos avisan familiares y amigos. Nosotros quedamos en medio de ambas, pero así y todo no nos salvamos de mojarnos, no mucho por suerte. El clima no daba tregua!!!! Pasado el mediodía salió el sol y secamos todo por última vez . El viento no aflojó y remontamos a excelente velocidad.
Para las 19 horas del Sábado 17, estábamos amarrados en el club, tras 60 horas de haber zarpado de Colonia, contando el descanso y la provista en Zárate.
El Parsun, nuevamente impecable (salvo el detalle menor del tornillo del acelerador).
Ninguno tenía el auto en el club, por lo que cada uno se fue a su casa en bici. Bajar los bolsos y trámíte en PNA Rosario y Migraciones quedaron para otro día!