PREPARANDO UN BARCO DE RÍO PARA EL MAR
Publicado: Vie Jul 24, 2020 7:31 pm
Tomado del Fb de Enrique Estevez
Lo que no cuenta el manual
PREPARANDO UN BARCO DE RÍO PARA EL MAR
Cada tanto, en clubes náuticos, un/una navegante "entra en crisis existencial", replantea su vida laboral, familiar y social, y decide materializar su sueño de aventurarse en el mar para navegar "por lejanías".
En pos de esa "locura" (a vista de consocios/as y de amigos/as), emprende su sueño de abandonar el agua dulce color te con leche, para aventurarse en la verde primero y celeste después, agua salobre del mar.
Decide trocar así el ritmo habitual de marejadilla corta y continua, por aquella de onda larga, pausada y amesetada en las crestas .
Decide llevar a la práctica su viejo sueño de situarse a distancia de días de un puerto de abrigo para experimentar por vez primera la aventura de navegar dependiendo pura y exclusivamente de las cualidades marineras de su barco, conjugadas en armonía con sus habilidades y pericias de capitán.
Una vez decidido a concretar el emprendimiento, encuentra que su barco, es un velero concebido para nuestro “hábitat náutico”, el inefable Río de La Plata.
Inmediatamente hecha pública su pretensión marítima, caerán sobre su espalda voces agoreras augurando fracasos y/o catástrofes debido a presuntas fallas estructurales de la embarcación, furias meteorológicas imprevistas y escasez de conocimientos y habilidades marineras del navegante soñador.
Ya de noche y comulgando con su almohada, el soñador en insomnio se preguntará a sí mismo -“Por qué mi barco y yo no podremos lograrlo?”- Y acude a los manuales de Timonel y de Patrón, y a los apuntes tomados en ambos cursos, sin hallar respuestas.
Los manuales y los cursos que se siguen para obtener habilitaciones náuticas no tratan la especificidad de la preparación de un barco de río para llevarlo al mar.
• El postulado básico que dicta la previsión ante una derrota prolongada, consiste en que todos los pertrechos de repuestos, combustible, agua y alimentos, deberían acopiarse por duplicado, ya que no se contará con almacenes navales a la vuelta de la esquina, no con canillas para la pava y el mate, e hipermercados y super chinos quedarán morando a miles de millas detrás del horizonte.
Atento a ello, es que se aporta aquí un listado de pequeñas pero útiles refacciones, pertrechos y provisiones que juntos, aportarán capacidad oceánica a su velero.
SEGUNDO STAY PROEL
Instalación de un “stay de trinquetilla”, situado entre el palo y el stay principal, (de ahí su nombre). Su función es otorgar una segunda alternativa propulsora para diversas situaciones tales como refuerzo de potencia en ceñidas; portador de un tormentín en mal tiempo; una alternativa para el caso de rotura o rifadura de genoa; etc.
Para su arraigo, es frecuente ver un botalón en cuyo penol se arraiga el stay principal, y en el caperol, el arraigo del stay de trinquetilla.
ESTRIBOS EN EL MÁSTIL MAYOR
La rotura o el zafado de una driza es una eventualidad similar a la de quedarnos sin el motor en un vehículo. En el mar no existen las “paleras” para subir al tope y restablecer la driza.
Subir con silleta en plena navegación es peligroso ya que bandazos, (rolidos), tienden a separar la silleta del palo, situación que dejaría al reparador en una situación sumamente peligrosa.
Por tanto los estribos otorgan seguridad adicional respecto a ese percance. Generalmente son de inoxidable, y se colocan piolines transversales entre éstos y el obenque alto, para que la driza no se trabe en el izado de mayor.
BALSA SALVAVIDAS
Provisión y anclaje de una balsa salvavidas que tenga la capacidad sobrada para el número de tripulantes embarcados.
La misma generalmente va enclavada inmediatamente delante del mástil.
Posee vencimiento, luego del cual se le efectúa una revisación que garantiza un nuevo período de validez.
Su costo de adquisición es muy oneroso, pero como reza el dicho: “¿Qué valor tiene su propia vida?”.
ARCO RADAR.
En realidad no es un “arco radar”, lleva ese nombre por costumbre ya que antaño allí se asentaba la antena.
Consiste en un arnés de caños de inoxidable arraigado a ambas bandas de la popa e inclinado hacia afuera del barco para no estorbar el pasaje de la botavara.
Su objeto consiste en servir de soporte a los paneles solares, los cuales junto a un cargador eólico, (aerocargador), proveerán de energía renovada al banco de baterías.
PILOTOS AUTOMÁTICOS.
Está mencionado en plural, ya que lo óptimo sería proveer la embarcación tanto de un piloto electrónico, como de un piloto de viento.
Diferencias entre ambos: El primero consume energía eléctrica (tan preciada en altamar), pero posee una puntual exactitud en la manutención del rumbo. Y en interfaz con el GPS, hasta realiza automáticamente cambios de rumbo preestablecidos.
El segundo, (de viento), no posee la precisión de relojería del electrónico, pero por sobre él, con vientos de determinada magnitud continúa manteniendo el rumbo en momentos en que el electrónico quedaría fuera de combate. Y no consume energía. Sólo la fuerza directriz del viento.
TANQUES SUPLEMENTARIOS
Es sabido que en altamar son tres las cosas que deben administrarse con rigor: Energía eléctrica, gas y agua.
De las tres, el agua es la principal ya que sin ella, la sobrevida es de unos pocos días. De modo que la instalación de tanques suplementarios es vital.
Ante la dificultad de confeccionarlos a medida de los intersticios del barco, existen en el mercado unos de plástico que se adaptan al capricho del habitáculo en que se encuentran.
Respecto al almacenamiento de combustible, muchos navegantes oceánicos optan por amarrar bidones a la base de candeleros en ambas bandas.
REFRIGERACIÓN DEL MOTOR
Los motores marinos del río, muchos de ellos no poseen defensa contra la corrosión del agua salada.
Es decir que al salir al mar, el agua tomada del exterior y despedida por el encamisado del escape, al tiempo corroería los conductos del block y tapa de cilindros del motor.
Para ello existe el doble circuito de refrigeración, (uno abierto y otro cerrado) con un intercambiador de calor entre ellos. También existen los motores marinos concebidos desde fábrica, cuyos conductos de refrigeración son de inoxidable, con lo cual prescinden del doble circuito y del intercambiador.
ANCLAS
Como es habitual, los veleros en general están dotados de dos anclas, una de menor tamaño y generalmente sin cadena, (llamada “de labor”), y otra sobredimensionada respecto de la eslora, (llamada “de respeto”), provista de un tramo de cadena que en la generalidad posee el largo de la eslora, mas una madeja de cabo de suficiente mena, (grosor).
Pues para largas derrotas oceánicas, sería menester dotar la embarcación de una tercer ancla, a la cual proveerla únicamente de cadena como medio de unión de la misma hasta el barco. Por qué? Pues porque ella será la encargada de proveernos un sueño reparador cuando fondeemos al borneo en alguna cala o bahía de la cual no se posean referencias fidedignas de protección contra vientos y/o corrientes.
También, en circunstancias extremas, es la que podría salvarnos el barco y el pellejo en situación de peligro de estrellarnos contra una costa de sotavento en temporal y sin propulsión.
EPIRB
Radiobaliza que en contacto con el agua dispara una señal de SOS junto a las coordenadas geográficas exactas del lugar en que se encuentra. La misma es captada por estaciones SAR y remitidas de inmediato a los servicios de rescate del punto más cercano al naufragio.
BOTIQUÍN y CAPACITACIÓN
Habría que consultar con un facultativo, sobretodo de la especialidad de emergentología, para confeccionar un listado y provisión de elementos de primeros auxilios, y, por qué no, de “segundos auxilios” (si cabe el término), ya que en el lugar que nos encontremos, la factibilidad de la aparición de un médico a bordo es casi nula.
También, sería importante tomar un cursillo de capacitación en primeros auxilios, sobretodo, dictado en orientación a la navegación.
Estos accesorios y recomendaciones, no pretenden ser las únicas. Existen muchas más, las cuales sería muy extenso desarrollarlas aquí.
Estas son las que se juzgan como esenciales y principales, sin perjuicio de otras opiniones al respecto, que seguro, serán tan válidas como las expuestas.
De modo que, futuro navegante de mar, aquí le dejamos algo…de lo que no cuenta el manual.
Enrique Estévez
Lo que no cuenta el manual
PREPARANDO UN BARCO DE RÍO PARA EL MAR
Cada tanto, en clubes náuticos, un/una navegante "entra en crisis existencial", replantea su vida laboral, familiar y social, y decide materializar su sueño de aventurarse en el mar para navegar "por lejanías".
En pos de esa "locura" (a vista de consocios/as y de amigos/as), emprende su sueño de abandonar el agua dulce color te con leche, para aventurarse en la verde primero y celeste después, agua salobre del mar.
Decide trocar así el ritmo habitual de marejadilla corta y continua, por aquella de onda larga, pausada y amesetada en las crestas .
Decide llevar a la práctica su viejo sueño de situarse a distancia de días de un puerto de abrigo para experimentar por vez primera la aventura de navegar dependiendo pura y exclusivamente de las cualidades marineras de su barco, conjugadas en armonía con sus habilidades y pericias de capitán.
Una vez decidido a concretar el emprendimiento, encuentra que su barco, es un velero concebido para nuestro “hábitat náutico”, el inefable Río de La Plata.
Inmediatamente hecha pública su pretensión marítima, caerán sobre su espalda voces agoreras augurando fracasos y/o catástrofes debido a presuntas fallas estructurales de la embarcación, furias meteorológicas imprevistas y escasez de conocimientos y habilidades marineras del navegante soñador.
Ya de noche y comulgando con su almohada, el soñador en insomnio se preguntará a sí mismo -“Por qué mi barco y yo no podremos lograrlo?”- Y acude a los manuales de Timonel y de Patrón, y a los apuntes tomados en ambos cursos, sin hallar respuestas.
Los manuales y los cursos que se siguen para obtener habilitaciones náuticas no tratan la especificidad de la preparación de un barco de río para llevarlo al mar.
• El postulado básico que dicta la previsión ante una derrota prolongada, consiste en que todos los pertrechos de repuestos, combustible, agua y alimentos, deberían acopiarse por duplicado, ya que no se contará con almacenes navales a la vuelta de la esquina, no con canillas para la pava y el mate, e hipermercados y super chinos quedarán morando a miles de millas detrás del horizonte.
Atento a ello, es que se aporta aquí un listado de pequeñas pero útiles refacciones, pertrechos y provisiones que juntos, aportarán capacidad oceánica a su velero.
SEGUNDO STAY PROEL
Instalación de un “stay de trinquetilla”, situado entre el palo y el stay principal, (de ahí su nombre). Su función es otorgar una segunda alternativa propulsora para diversas situaciones tales como refuerzo de potencia en ceñidas; portador de un tormentín en mal tiempo; una alternativa para el caso de rotura o rifadura de genoa; etc.
Para su arraigo, es frecuente ver un botalón en cuyo penol se arraiga el stay principal, y en el caperol, el arraigo del stay de trinquetilla.
ESTRIBOS EN EL MÁSTIL MAYOR
La rotura o el zafado de una driza es una eventualidad similar a la de quedarnos sin el motor en un vehículo. En el mar no existen las “paleras” para subir al tope y restablecer la driza.
Subir con silleta en plena navegación es peligroso ya que bandazos, (rolidos), tienden a separar la silleta del palo, situación que dejaría al reparador en una situación sumamente peligrosa.
Por tanto los estribos otorgan seguridad adicional respecto a ese percance. Generalmente son de inoxidable, y se colocan piolines transversales entre éstos y el obenque alto, para que la driza no se trabe en el izado de mayor.
BALSA SALVAVIDAS
Provisión y anclaje de una balsa salvavidas que tenga la capacidad sobrada para el número de tripulantes embarcados.
La misma generalmente va enclavada inmediatamente delante del mástil.
Posee vencimiento, luego del cual se le efectúa una revisación que garantiza un nuevo período de validez.
Su costo de adquisición es muy oneroso, pero como reza el dicho: “¿Qué valor tiene su propia vida?”.
ARCO RADAR.
En realidad no es un “arco radar”, lleva ese nombre por costumbre ya que antaño allí se asentaba la antena.
Consiste en un arnés de caños de inoxidable arraigado a ambas bandas de la popa e inclinado hacia afuera del barco para no estorbar el pasaje de la botavara.
Su objeto consiste en servir de soporte a los paneles solares, los cuales junto a un cargador eólico, (aerocargador), proveerán de energía renovada al banco de baterías.
PILOTOS AUTOMÁTICOS.
Está mencionado en plural, ya que lo óptimo sería proveer la embarcación tanto de un piloto electrónico, como de un piloto de viento.
Diferencias entre ambos: El primero consume energía eléctrica (tan preciada en altamar), pero posee una puntual exactitud en la manutención del rumbo. Y en interfaz con el GPS, hasta realiza automáticamente cambios de rumbo preestablecidos.
El segundo, (de viento), no posee la precisión de relojería del electrónico, pero por sobre él, con vientos de determinada magnitud continúa manteniendo el rumbo en momentos en que el electrónico quedaría fuera de combate. Y no consume energía. Sólo la fuerza directriz del viento.
TANQUES SUPLEMENTARIOS
Es sabido que en altamar son tres las cosas que deben administrarse con rigor: Energía eléctrica, gas y agua.
De las tres, el agua es la principal ya que sin ella, la sobrevida es de unos pocos días. De modo que la instalación de tanques suplementarios es vital.
Ante la dificultad de confeccionarlos a medida de los intersticios del barco, existen en el mercado unos de plástico que se adaptan al capricho del habitáculo en que se encuentran.
Respecto al almacenamiento de combustible, muchos navegantes oceánicos optan por amarrar bidones a la base de candeleros en ambas bandas.
REFRIGERACIÓN DEL MOTOR
Los motores marinos del río, muchos de ellos no poseen defensa contra la corrosión del agua salada.
Es decir que al salir al mar, el agua tomada del exterior y despedida por el encamisado del escape, al tiempo corroería los conductos del block y tapa de cilindros del motor.
Para ello existe el doble circuito de refrigeración, (uno abierto y otro cerrado) con un intercambiador de calor entre ellos. También existen los motores marinos concebidos desde fábrica, cuyos conductos de refrigeración son de inoxidable, con lo cual prescinden del doble circuito y del intercambiador.
ANCLAS
Como es habitual, los veleros en general están dotados de dos anclas, una de menor tamaño y generalmente sin cadena, (llamada “de labor”), y otra sobredimensionada respecto de la eslora, (llamada “de respeto”), provista de un tramo de cadena que en la generalidad posee el largo de la eslora, mas una madeja de cabo de suficiente mena, (grosor).
Pues para largas derrotas oceánicas, sería menester dotar la embarcación de una tercer ancla, a la cual proveerla únicamente de cadena como medio de unión de la misma hasta el barco. Por qué? Pues porque ella será la encargada de proveernos un sueño reparador cuando fondeemos al borneo en alguna cala o bahía de la cual no se posean referencias fidedignas de protección contra vientos y/o corrientes.
También, en circunstancias extremas, es la que podría salvarnos el barco y el pellejo en situación de peligro de estrellarnos contra una costa de sotavento en temporal y sin propulsión.
EPIRB
Radiobaliza que en contacto con el agua dispara una señal de SOS junto a las coordenadas geográficas exactas del lugar en que se encuentra. La misma es captada por estaciones SAR y remitidas de inmediato a los servicios de rescate del punto más cercano al naufragio.
BOTIQUÍN y CAPACITACIÓN
Habría que consultar con un facultativo, sobretodo de la especialidad de emergentología, para confeccionar un listado y provisión de elementos de primeros auxilios, y, por qué no, de “segundos auxilios” (si cabe el término), ya que en el lugar que nos encontremos, la factibilidad de la aparición de un médico a bordo es casi nula.
También, sería importante tomar un cursillo de capacitación en primeros auxilios, sobretodo, dictado en orientación a la navegación.
Estos accesorios y recomendaciones, no pretenden ser las únicas. Existen muchas más, las cuales sería muy extenso desarrollarlas aquí.
Estas son las que se juzgan como esenciales y principales, sin perjuicio de otras opiniones al respecto, que seguro, serán tan válidas como las expuestas.
De modo que, futuro navegante de mar, aquí le dejamos algo…de lo que no cuenta el manual.
Enrique Estévez